Iñaki Anasagasti
20Enero
2007
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Opinión

DE CÓMO NOS OPUSIMOS A LA LEY DE PARTIDOS Y CÓMO NOS QUEDAMOS MÁS SOLOS QUE LA UNA

Iñaki Anasagasti
Enero 20 | 2007 |
Opinión

Es difícil seguir todos estos hechos cargados de datos, techas y acontecimientos tan sobresalientes como por ejemplo el atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York. Vivir dos procesos electorales, perder perspectiva de la existencia de una tregua de ETA, en 1998 convivir de mala manera con los atentados, observar la arrogancia del PP que a medida que interiorizaba su mayoría absoluta de 2000 aumentaba su agresividad y confrontación, no digerir la bronca interna y debilidad del PSOE tras catorce años de mayorías así como cambiar la figura de Ardanza por Ibarretxe hace a veces complicado captar una adecuada fotografía de situación. Por esta razón vuelvo la moviola de las últimas fechas para apuntar una cronología de hechos que dio origen, el 26 de agosto de 2002, a un pleno «patriótico- que abrió paso a la ilegalización de Batasuna. Éstos son los hechos:
Período de alto el fuego de ETA 

Como hemos apuntado, en aquel período de 1998-1999, en medio de un alto el fuego de año y medio, largamente soñado, y en el marco de la Declaración de Lizarra, comenzó el apoyo parlamentario de HB al PNV, algo que Madrid siempre consideró imposible y que constituyó el comienzo de la tensión creciente entre el gobierno y la Euzkadi de la mayoría nacionalista. La foto de Urrutikoetxea votando a Ibarretxe encendió todas las luces rojas de la opinión española y su gobierno. Si esta mayoría se consolidaba, cesando a su vez la actividad armada de ETA, ¿quién controlaba Euzkadi?
El PNV, que siempre ha tenido como prioridad el fin de la violencia no sólo por vías policiales sino por la distensión y el diálogo, había emprendido, junto con EA, IU, otras fuerzas políticas y la mayoría sindical vasca de ELA y LAB, la apuesta por el Pacto de Lizarra, creando el período de mayor ilusión desde los primeros años de la transición, y que los dos extremos hicieron imposible que aquella tregua se consolidara.
Aznar, en cambio, tras el conato de diálogo de Zurich y su calificación pública de ETA como «Movimiento Vasco de Liberación Nacional», se instaló en su intransigencia y proclamó la vía policial como única salida válida, porque ante el «bandidaje» no cabía más respuesta que la Guardia Civil. Ni distensión, ni diálogo, ni acercamiento de presos.

Pacto antiterrorista 

Como ya hemos dicho, tras la ruptura del alto el fuego y la con¬moción que causó el asesinato de Ernest Lluch, se produjo una ma¬siva manifestación en Barcelona exigiendo diálogo político.
Aznar, en un intento de cortar cualquier tentación de diálogo, impuso apresuradamente a Zapatero el llamado «Pacto Antiterrorista», propuesto antes por los socialistas y rechazado entonces por el PP en su pretensión de protagonizar cualquier iniciativa contra ETA. 

Era una propuesta en apariencia contra ETA, pero iba dirigida, en realidad, contra el PNV en un intento claro de derribarle del poder y crear conjuntamente entre ambos partidos una alternativa contra él en el País Vasco. 

El 27 de noviembre de 2000, Aznar concreta al PSOE sus in¬tenciones en 7 puntos, entre ellos: 

- ¿Estamos de acuerdo en constituir una «alternativa de libertad» para ofrecérsela a los vascos? 

- ¿Estamos de acuerdo en que son necesarias las elecciones? 

- ¿Estamos de acuerdo en que los nacionalistas vascos deben responder, con todas las consecuencias, de sus acuerdos con el secesionismo violento y la deslealtad que aún mantienen al consenso institucional y estatutario? 

- ¿Estamos de acuerdo en alcanzar un consenso de fondo y a fondo que se incorpore de manera coherente a nuestras actuaciones en todas las Instituciones?, etc. 

El 8 de diciembre de 2000, Aznar y Zapatero sellan el Pacto Antiterrorista. Lo que en realidad sellan es la firme decisión de provocar elecciones con una embestida, mediática y parlamentaria primero, contra Ibarretxe, y mediática y electoral cuando, provocada la disolución del Parlamento vasco, vienen al asalto contra Ibarretxe y el PNV.

Elecciones autonómicas de mayo de 2001 

En el anterior capítulo hemos visto cómo se ejecutó así una acción concertada por el PP-PSOE, instituciones del Estado, colaboradores europeos, presidentes autonómicos y todos los medios de comunicación con un derroche de medios económicos, de técnicas propagandísticas, de foros, plataformas y toda una pléyade de mentiras, que desemboca en las tremendas elecciones de mayo de 2001. Contra todo pronóstico, pierden: PNV-EA 33 escaños, PP-PSOE-UA 32 escaños. Euskal Herritarrok baja de 14 a 7 escaños. 

Aquel Plan Aznar fracasó. Es su mayor fracaso hasta la guerra de Irak. 

Para impedir que el nacionalismo en su conjunto siga teniendo la mayoría absoluta, acuden a otra vía. De la embestida electoral pasan a la jurídico-penal, a la ilegalización de la rama radical del nacionalismo vasco o Euskal Herritarrok, Batasuna o Herri Batasuna. La ocasión apropiada se la proporciona el trágico atentado de las Torres Gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre. A partir de este momento los líderes norteamericanos, y algunos europeos como Aznar, acuerdan prescindir de la legalidad para la resolución de los conflictos internacionales o domésticos y la consecución de objetivos económicos como los que subyacen bajo las guerras de Afganistán o de Irak. 

El 11 de septiembre se encuentra Aznar de visita en Estonia. Desde Tallin, apresuradamente declara que «todos los terrorismos son iguales» y asimila ETA a Ben Laden. 

El 16 de octubre de 2001 declara que ya no descarta promover la ilegalización de Batasuna. Dos días después, el ministro Piqué declara que después de aprobar la lista de organizaciones terroristas como ETA en la Unión Europea en diciembre, se procederá más adelante a la inclusión también de Batasuna, EH o HB, tras mostrar pruebas sobre su apoyo y dependencia de la banda terrorista. No pueden introducirla en la lista europea porque Batasuna es un partido legal, declarado así expresamente por Sentencia del Tribunal Supremo del 31 de mayo de 1986, que sentencia cumplir todos los requisitos de la entonces vigente Ley de Partidos de 1978. 

Por tanto, es necesaria una nueva ley que cambie y endurezca los requisitos de legalidad vigentes. Y así comienza el proceso de confeccionar una nueva ley de aparente aplicación general pero hecha expresamente para un partido concreto: Batasuna. 

De ahí que tras el asesinato de José María Lidón, el Plenario del Pacto Antiterrorista presidido por el ministro de Interior, Mariano Rajoy, y los secretarios generales del PP y del PSOE, Javier Arenas y Zapatero, acordaron apoyar las gestiones del gobierno para que en la UE «se reconozca la vinculación existente entre la banda terrorista y la organización política Batasuna». 

El 24 de noviembre, el fiscal general del Estado, Jesús Cardenal, consideró que era «obligado» que se estudie la supuesta relación entre Batasuna y ETA para la posible inclusión de este partido en la lista europea de organizaciones terroristas o vinculadas con bandas armadas. 

El 27 de diciembre, los 15 países de la UE logran un consenso sobre la primera lista europea de grupos terroristas. Entre ellos ETA, KAS, XAKI, EKIN, JARRAI, HAIKA, SEGUÍ y GESTORAS, pero no Batasuna.

Inicio del atropello de la legalidad. Ley Orgánica de Partidos Políticos 

El 21 de marzo de 2002, tras el asesinato del concejal socialista Priede en Orio, el PP en el marco del Pacto Antiterrorista hace entrega al PSOE del Anteproyecto de Ley de Partidos Políticos. En apenas cinco horas-consiguen un preacuerdo. 

El 19 de abril el Consejo de Ministros, tras el beneplácito del Consejo de Estado y del Consejo General del Poder Judicial, aprueba el proyecto de nueva ley de Partidos Políticos. 

El 4 de junio se aprueba en el Congreso con el 95 por ciento de votos a favor, y tras su paso por el Senado se publica en el Boletín Oficial de las Cortes Generales como Ley orgánica 6/2002 de Partidos Políticos, que entra en vigor el 27 de junio. 

El diputado del PNV, Josu Erkoreka, lleva adelante una concienzuda y argumentada defensa de nuestra postura que no puede ser contradicha por el PP y el PSOE sino aplastada por su inmensa mayoría. Algunos tertulianos, muy graciosos, le cambiaron el apellido de Erkoreka a «Erkoreta». 

Dos días después del atentado de ETA en Santa Pola del 4 de agosto, el gobierno remite a la Fiscalía General siete motivos que, a su juicio, demuestran que se cumplen los requisitos para legalizar Batasuna y el fiscal general del Estado inicia los trámites para presentar una denuncia contra la formación abertzale.
El 10 de agosto, el PP y el PSOE acuerdan que el Congreso inste al gobierno a ilegalizar a Batasuna, y el 13 de agosto ambos partidos registran en el Congreso un escrito en el que piden conjuntamente la convocatoria de la Diputación Permanente del Congreso para promover el procedimiento de ilegalización.
El 19 de agosto, la Diputación Permanente convoca el Pleno Extraordinario del Congreso.
El 26 de agosto, el Congreso de los Diputados acordó instar al gobierno a que solicite al Tribunal Supremo la ilegalización de Herri Batasuna, Euskal Herritarrok y Batasuna. 

El 30 de agosto, el Consejo de Ministros aprueba la presentación ante el Tribunal Supremo de la demanda para la ilegalización de Batasuna. 

El 14 de septiembre, el Tribunal Supremo admite la demanda a trámite. 

Pleno patriótico 

Como hemos apuntado, aquel 26 de agosto del año 2002 se celebró en el Congreso un pleno patriótico. De esos que marcan un antes y un después. 

Un pleno que contó con la presencia de gobierno español y de su presidente que no tuvo el menor inconveniente en interrumpir sus vacaciones en Menorca para votar Sí a la ilegalización de Batasuna, habida cuenta que el reloj había que ponerlo en marcha antes de las elecciones municipales del 25 de mayo de 2003. Allí estaban juntos todos de punta en blanco. Curiosamente en agosto de 2003, superadas las elecciones municipales, ilegalizada Batasuna e inmerso el mundo en la crisis de Irak, donde a cuentagotas iban cayendo soldados norteamericanos, británicos y hasta un español en el atentado contra la sede de la ONU de Bagdad, Aznar no interrumpió sus vacaciones de Menorca. Sólo lo vasco era capaz de mover a este hombre. 

Lógicamente, estas cosas no se hacen de no haber un poder judicial absolutamente sumiso y predecible. Por si había alguna duda ya se ocupaba Aznar de recordárselo públicamente. 

Como grupo parlamentario lo dejamos todo y nos fuimos a Madrid el 6 de agosto sabiendo a qué tipo de estruendosa derrota parlamentaria nos enfrentábamos. Con casi todos los restaurantes de cerca del Congreso cerrados, logramos sitio en el Paradís, un local catalán cerca del hemiciclo donde coincidimos, en mesas aparte, con el ministro Piqué que estaba allí con su hijo, mientras en una mesa del fondo almorzaban Luís de Grandes y sus adjuntos. 

A las cuatro nos encaminamos hacia el Congreso. Previamente pasamos delante de la cola de invitados que iban a dicho pleno, algunos de ellos mirándonos de forma poco tranquilizadora. En ese afán de hacer historia de bolsillo, en la tribuna estaban Bono, Esperanza Aguirre, Ruiz Gallardón y hasta el director de la Guardia Civil. Nosotros éramos la curiosidad sospechosa. El clavo en el zapato. 

En defensa de la propuesta de resolución presentada conjuntamente por el PP y el PSOE tomaron la palabra sus portavoces Luís de Grandes y Jesús Caldera. 

El portavoz del PP se dirigió a nosotros de manera muy especial preguntándonos con quiénes queríamos estar. Todavía era el día en el que el PP no había condenado la sublevación militar y la dictadura de Franco que además había dado origen a ETA. Luís de Grandes hizo la siguiente consideración sobre nosotros:
“Otros discursos, señorías, merecen mayor contestación. El nacionalismo democrático vasco sigue teniendo que reflexionar conforme al sentido de su trayectoria histórica. y así decidir de modo concluyente con quién quiere estar. Ése es un ejercicio imprescindible en el que no cabe el desdoblamiento dialéctico con¬sistente en repudiar las acciones de ETA y, a la vez, autoemplazarse en esta Cámara a modo de defensor del vínculo de la inacción frente a Batasuna. Tal empeño es imposible en función de la rotunda realidad de las cosas. Una realidad que el PNV pretende distorsionar para sustituirla por un relato inaceptable, orientado a tapar la miseria de Batasuna, quizá con la intención de disfrazar en ello sus propias contradicciones y servidumbres. Contradicciones y servidumbres que se plasmaron de nuevo en el discurso que en nombre del PNV se pronunció el pasado lunes ante la Diputación Permanente. Un discurso lamentablemente anclado en el autismo político en el que el PNV vive durante los últimos años. 

¿Cabe admitir como respetable, señorías, que se impute a los demócratas la comisión de un juego perverso para hacer uso de la ley en defensa de los derechos más esenciales de todos y cada uno de nuestros conciudadanos cuando es Batasuna quien está instalada en la perversidad de la exaltación permanente del crimen y del terror? ¿Cabe, señorías, admitir como respetable que se impute a los demócratas el ejercicio de una escalada represiva contra Batasuna simplemente por aplicar la legalidad cuando es Batasuna, por el contrario, quien de modo permanente ejercita una inmisericorde represión contra quienes no aceptan el sucio chantaje de sus amenazas? ¿Cabe admitir como respetable que se acuse a los demócratas de pretender subvertir gratuitamente el mapa político del País Vasco cuando son ETA y Batasuna —y sólo ETA y Batasuna— quienes ejecutan tal intención mediante la utilización de la violencia en todos sus grados y formas? 

Señorías, yo digo que no. Yo digo que no es respetable mirar a otra parte para no ver lo que Batasuna es. Yo digo que no es respetable acusar de electoralismo a quienes estamos defendiendo la vida y la libertad, mientras que el PNV mira hacia Batasuna supeditando su posición al solo cálculo de los votos a ganar ¿Es que cree el PNV que sería más democrático consentir una minoría violenta siga amenazando y actuando contra quienes no se reconocen como nacionalistas y que el Estado de Derecho renunciara al deber de velar por el cumplimiento y la aplicación de la ley para todos por igual? ¿Cree el PNV que sería más democrático olvidarse de todos aquellos a los que Batasuna acosa y persigue dándole a ésta potestad de hecho para imponer su ley de la fuerza por encima del espíritu y la letra de la legalidad vigente? 

A todo ello, señorías, digo también que no. Digo no a las vi¬ciadas insinuaciones de quienes tratan de ampararse en la exis¬tencia de un supuesto conflicto que no es más que el producto de la locura criminal de unos pocos que sobran definitivamente. Digo no, en suma, a esta maléfica doctrina que afirma que fren¬te a Batasuna, lo mejor es no hacer nada para no dotarles de la hi¬potética fortaleza de su clandestinidad. 

Las palabras de Caldera 

Fue muy duro aguantar aquella intervención proviniendo además de una persona que nos conocía bien y que en la primera legislatura del PP (1996-2000) había andado tras nuestro grupo a todas horas. Luís de Grandes sabía como nadie con quién estábamos nosotros. 

Cuando intervino Caldera por parte del PSOE a la hora de enumerar a los partidos democráticos nos omitió olímpicamente aludiendo a un encontronazo que había mantenido González de Txabarri con el diputado socialista López Aguilar. Un poco más suave que el PP, pero no mucho más, nos aludió de la siguiente manera: 

“Señorías, no es lo mismo discrepar de esta proposición no de ley considerando que deben ser otros poderes —en este caso el Ejecutivo— quienes insten la ilegalización de Batasuna, que considerar que con esta ley se persiguen ideas, se persiguen proyectos alternativos o se pretende hacer partidismo por parte de quienes la suscriben. No es así, y lo digo con todos los respetos. Aquí hay posiciones contradictorias que desde luego nosotros respetamos. Sabemos que Izquierda Unida ha hecho un esfuerzo importante, desde un voto contrario a la Ley de Partidos Políticos a una abstención; hoy nos gustaría que votara que sí. 
Igualmente en relación con Convergencia i Unió. Pero jamás hemos dudado, nunca, de su inequívoco compromiso con la lucha antiterrorista, señorías; nunca. Ahora bien, es verdad que ha habido argumentos contradictorios por cuanto, si se plantea que el Parlamento no puede instar la acción del gobierno, se esté negando una facultad esencial al mismo. ¡Cómo no va a poder instar el Parlamento la acción del gobierno! Y si se piensa que hay un riesgo de que caiga sobre todo el sistema político una hipotética decisión de algún tribunal de reponer en la legalidad a Batasuna o de no aceptar su ilegalidad, cualquier norma que aquí aprobáramos correría ese riesgo porque puede ser recurrida ante cualquier tribunal. 

Con esta ley, señoras y señores diputados, respetando todas las posiciones, no se pretende suspender elecciones, señor González de Txabarri, lo que pretende es garantizarlas en igualdad de condiciones. No se pretende perseguir a nadie. Los únicos que persiguen son ETA y su frente político, Batasuna. No se persigue incautar ningún bien. ¿De qué bienes hablamos? Sólo conozco una incautación, aquella que mediante el terror desarrolla ETA y apoya Batasuna: el mal llamado impuesto revolucionario. Por eso hoy, señorías, consideramos que es el momento oportuno de aplicar esta ley. Y si el Tribunal Supremo declara fuera de la ley a Batasuna, habrán coincidido los tres legítimos poderes del Esta¬do en la defensa de la democracia. Señorías, no se persiguen ideas ni proyectos compatibles con principios democráticos ni hay interés electoral o partidista. Se persigue a quienes matan por la vía penal y a quienes apoyan a quienes matan por la vía jurídico-político-constitucional”. 

Más solos que la una 

¡Tener que oír aquello de un PSOE que no había condenado el GAL, y cuando muchos de los allí presentes habían estado ante la puerta de la cárcel de Guadalajara! Pues lo tuvimos que oír desde el banquillo de la sospecha en un pleno como aquel en el que discrepar era casi un delito. 

Y sin embargo lo hicimos aunque nos quedamos más solos que la una. Y no por defender a una Batasuna indefendible, sino por coherencia democrática con la historia de un partido que sufrido dos ilegalizaciones en su vida. 

Cuando me tocó bajar la escalera para subir posteriormente a la tribuna me sentía como un pavo a punto de entrar en el horno. 

Hacía menos de mes y medio que se había celebrado el Debate sobre el Estado de la Nación, en el que nuestro grupo parlamentario le formuló al presidente del gobierno cuatro preguntas. La primera, si no consideraba que lo mejor que le podía ocurrir a la situación política vasca era que el ciudadano vasco con sus votos ilegalizara a Herri Batasuna, Batasuna o Euskal Herritarrok. El 13 de mayo habían votado ocho de cada diez vascos y Batasuna pasó de catorce parlamentarios a siete. En las elecciones municipales creíamos que iba a tener una derrota histórica. Sin embargo, en Madrid no se asumió el resultado electoral del 13 de mayo. Esa misma noche se dijo que la sociedad vasca no era una sociedad madura y quizá una de las claves de lo que estaba ocurriendo era ésa. La segunda pregunta que formulamos fue que si en 1977 se hubiera procedido de la misma manera, ilegalizando a ciertos partidos políticos, la historia de la transición no hubiera sido la que es actualmente. En aquella oportunidad se tuvo un especial cuidado por sumar e integrar y a quien delinquiera se le aplicaba el Código Penal. La tercera pregunta que le hicimos al presidente del gobierno era si no pensaba que se trataba de una bandera que nosotros teníamos que quitarle a ese mundo, en el sentido de que en democracia se pueden defender todas las ideas, lógicamente no las racistas, xenófobas ni contra la vida, pero que en un sistema abierto, democrático se pueden defender todas las opciones. En cuarto lugar, pusimos el ejemplo de Irlanda. Ya sabemos que el proceso político irlandés no tiene nada que ver con Euskadi, pero había un método importantísimo cogido con alfileres. Sabíamos que el IRA había supeditado toda su estrategia al Sinn Fein, pero detrás de eso había mucha cocina política. El presidente del gobierno no nos contestó, como tenía por costumbre. Contestaba en hoteles, en mítines del Partido Popular como en Menorca, pero no contestaba en el Congreso, porque era mucho más fácil hacerlo ante una audiencia cautiva con muchos aplausos, como iba a haber allí dentro de poco. Aquello era el templo de la palabra y nos hubiera gustado que el presidente del gobierno hubiera subido a la tribuna y esgrimiera los argumentos que expuso la víspera en Menorca. 

La Ertzaintza 

Otra pregunta que también le hacíamos al presidente del gobierno era si no creía que la Ertzaintza, al ser una policía integral, tenía que estar conectada a todos los circuitos Schengen europeos, porque, si se trataba de combatir policialmente a ETA, había que darle los instrumentos necesarios a la Ertzaintza, y recordábamos que en el último año había sufrido dos atentados con tres muertos y dos heridos. Sabíamos que la Guardia Civil había sufrido numerosos atentados, lo mismo que la Policía Nacional, pero hablábamos de la Ertzaintza, una Ertzaintza a la que se le hurtaba la información, a la que no se permitía hacer una investigación en una comisaría en Bayona y en aquel momento iba a actuar como Policía judicial. No nos gustaba la ley, pero un gobierno tiene que aplicarla y la Ertzaintza la aplicaría como era su obligación, cuando el juez se lo impusiera; por supuesto que sí. 

Recibimos una respuesta: el silencio absoluto frente a lo que hablábamos del plan de Arkaute, de los ayuntamientos vascos, de los proyectos a favor de las víctimas del terrorismo. Y es que había un planteamiento absolutamente nefasto, que era silenciar todo lo positivo y, alrededor de una realidad virtual, construir un discurso político en el cual se criminaliza al nacionalismo democrático. Se llegó al punto de que el vicepresidente del gobierno, Mariano Rajoy, que pasaba por ser un político ponderado, se puso a reflexionar en voz alta diciendo: «¡Caramba!, no hay atentados de ETA, aquí hay gato encerrado; ese debate que ha habido en el Parlamento vasco hablando de ese desarrollo autonómico, seguro que hay un pacto secreto con ETA porque es muy raro que en lo que va de año solamente haya habido un atentado.» Eso fue una calumnia, eso fue una injuria realizada contra el PNV que ETA puso en su sitio cuando, desgraciadamente, actuó en Santa Pola y mató a un ciudadano y a una niña que jugaba en su casa. Un atentado más de ETA, uno de los muchísimos atentados —más de ochocientos— que ha habido a lo largo de una historia absolutamente criminal. Es decir, nada nuevo en la historia de ETA. «Señor Caldera, ya sabemos que no hay ideología ni planteamiento político que esté por encima de la vida humana; ya lo sabemos. Pero hay que recordar que ETA nació alrededor del año 1960, del PNV, porque en aquella dictadura el PNV condenaba la violencia y no estaba dispuesto a que se atentara contra ningún ser humano, ni contra un torturador, ni contra nadie, porque consideramos que hay algo por encima de cualquier otra circunstancia, algo sagrado; la vida humana. Por supuesto que sabemos esas cosas, señor Caldera, a pesar de que usted no nos haya mencionado», le dijimos al portavoz del PSOE. 

Nada más producirse el atentado de Santa Pola, el Partido Popular y el Partido Socialista, excluyendo a todos los demás, habían puesto en marcha algo previsto en ese pacto que Caldera había dicho que no se iba a tocar hasta que desapareciera ETA; solamente entre el Partido Popular y el Partido Socialista. A nuestro juicio, con un planteamiento maniqueo y simplista: ilegalización igual a solución. Se estaba diciendo que no era la panacea, pero también se decía por activa y por pasiva que ya estaba bien de aguantar la desfachatez. Por supuesto que ya estaba bien de aguantar la desfachatez, los insultos y las maneras de proceder de esas organizaciones. Pero había que recordar que no estaba tipificado en el Código Penal, aunque a nosotros nos repugnaba que el silencio sea un delito político. «Pero también tiene su aquél el que se argumente que el tema vasco no es político», como dijo Luís de Grandes y, sin embargo, lo que estabamos haciendo allí es plantear la ilegalización de un partido político. ¿En qué quedamos? Hay que actuar policialmente y pedimos instrumentos para que se actúe policialmente, pero se está ilegalizando a un partido político diciendo que el tema vasco no tiene un contenido político. ¿Y qué es lo primero que hizo Batasuna? Lo primero que hizo fue manifestarse ante la sede del PNV, ante la sede de Sabin Etxea pidiendo al grupo parlamentario vasco que ese día no estuviéramos en el Pleno del Congreso porque estar allí era legitimar lo que ellos consideraban un atropello contra su ideología”. Ya ve usted el caso que nosotros les hemos hecho. Aquí están los siete diputados del PNV. En múltiples oportunidades Herri Batasuna ha hecho llamamientos, que lógicamente bajo ningún concepto podemos admitir. Luego, organizó una manifestación en San Sebastián, donde los culpables éramos todo el mundo menos ellos; ellos habían permanecido silenciosos cuando, en el Parlamento vasco, todos los grupos parlamentarios condenamos inmediatamente la brutalidad, la aberración, el crimen execrable que había ocurrido en Santa Pola. Ellos silenciaron aquello. Tiene que obedecer a una ideología totalitaria que no se conmueve ante el dolor humano. Indudablemente, eso no tiene nada que ver con nuestro mundo, pero ellos, en esa manifestación, hicieron un llamamiento muy reiterado al PNV, porque éramos una especie de traidores. Allí se oyeron gritos absolutamente inadmisibles: Gora ETA Militarra; ertzaina, entzun: zipaio pimpampum, etcétera. Aquellos días, a pesar de que Televisión Española omite este tipo de noticias, el batzoki de Azpeitia había sido apedreado, como también se estában produciendo presiones absolutamente inadmisibles por parte de ese mundo hacia gentes del Partido Nacionalista Vasco. 

Se nos critica que dijéramos —y lo hicimos allí en el Senado enfáticamente— que la apuesta por el Estatuto del año 1979 que hizo el PNV era la historia de un éxito político, y no nos avergonzamos bajo ningún concepto. Otra cosa era que le pidiéramos al gobierno que cumpliera la ley, que es una ley orgánica, frente a ese mundo, la historia de un fracaso político. En estos veintitrés años no habían hecho más que fracasar políticamente. La historia del Estatuto es la historia de un éxito político. Lo decimos aquí ante sus señorías y ante el Diario de Sesiones. Y no nos avergüenza, simplemente queremos que la ley orgánica se cumpla y ahí está el debate, a pesar de que el señor Arenas ponga como condición: se cumplirá esa ley si ustedes..., dirigiéndose al señor Ibarretxe, como si él no supiera que el Lehendakari Ibarretxe preside un gobierno de coalición de tres partidos, se tendría que dirigir al PNV. Indudablemente no se puede condicionar una cosa a otra. ETA emitió un comunicado diabólico porque decía: quien vote que sí o se abstenga, ¡cuidado! Ese comunicado ¿qué buscaba?, aparte de alegrarse de que a Batasuna se le clandestinice. Porque cuanto más en clandestinidad y cuanto más banderas puedan tener, mucho mejor para ellos. Era poner bajo sospecha ente la opinión pública española al PNV una vez más. Aquí se aprovechó en la Diputación Permanente para mostrar la diferencia que hay, como dijo el señor López Aguilar: «A nosotros —Partido Socialista— nos matan y ustedes andan libres y muy bien.» Aquí no se trata de hacer un inventario de muertos, lo que queremos es que no haya un solo muerto más. Yo en el año 1976 —y perdonen esta incursión desde el punto de vista personal—, cuando Fraga Iribarne era ministro de la Gobernación, fui detenido con una persona entrañable como Joseba Goikoetxea. 

«Sí, sí, estas cosas hay que oírlas, claro que sí. Y a Joseba Goikoetxea lo mató ETA debajo de mi casa. Por tanto, no hagamos demagogia con ese tipo de cuestiones. Nos duele esta referencia del señor López Aguilar, porque el Partido Socialista conoce muy bien la historia del PNV. 

Y es que había una espiral de descalificaciones y había sido el ministro Arenas quien había dicho que el PNV tenía que optar. El PNV optó en 1895 por la legalidad y ha sido un partido ilegalizado en dos oportunidades en su historia: bajo la dictadura de Primo de Rivera y bajo la dictadura de Franco. En el año 1935 hubo un debate en esta Cámara, promovido por Calvo Sotelo, después de decir en el frontón Urumea de San Sebastián, «Antes una España roja que una España rota», y porque hubo unos diputados del PNV que protestaron, pidió la ilegalización del PNV cuando todavía no existía ETA. 

Por tanto, nosotros condenamos a ETA, condenamos al GAL y condenamos aquella guerra civil, que fue el inmenso delito de sangre que produjo ETA. Aquí hay grupos políticos que tienen una especie de condena selectiva. Nosotros no la tenemos. ¿Qué se busca con estas descalificaciones políticas? ¿Qué el entremés sea Batasuna y posteriormente el plato fuerte sea el PNV? Porque calentando a la opinión pública como se la está calentando, lógicamente el paso si¬guiente tiene que ser: aquí no hay libertad ideológica, aquí el artículo 16 de la Constitución Española está de sobra, aquí no se puede discrepar, aquí solamente hay que exaltar la unanimidad. Aquí lógicamente se empieza por Batasuna, a pesar de lo que diga el señor Luís de Grandes, porque, como él muy bien suele decir, si algo es la democracia es un régimen de opinión pública, y ¿a la opinión pública cómo la estamos alimentando? De una manera muy unilateral, siempre en la misma dirección y con total selección en los mensajes. Deben saber que éste es un debate profundamente incómodo para nosotros, pero a pesar de lo que se haya podido decir, el PNV está unánimemente en este planteamiento del no. No porque no estemos en contra de ETA, sino fundamentalmente porque discrepamos del método y porque creemos que no es la solución. Les vamos a formular al Partido Popular y al Partido Socialista unas preguntas. En primer lugar, ¿se puede discrepar en esta democracia? ¿El artículo 16 de la Constitución Española sobre libertad ideológica sirve o no para algo? ¿Por qué nos piden que abjuremos de nuestra ideología, que es profundamente democrática? ¿Por qué el presidente del gobierno, en Menorca, nos dice que antes de ser nacionalistas tenemos que ser demócratas? ¿Le podemos decir a él que antes de ser nacionalista español tiene que ser demócrata? 

En segundo lugar. Puede haber otro atentado. ¿Qué va a ocurrir ante el siguiente atentado? ¿A quién van a ilegalizar? Siguiendo esta espiral absurda, ¿a quién se va a ilegalizar? Nosotros tenemos la sensación de que todo se está basando en una inmensa falsedad política, llevando a la opinión pública española el binomio ilegalización/solución. Sabemos que veinticinco años de paciencia es mucho tiempo, pero, a pesar de lo que se nos pueda decir, en una democracia bien asentada para eso están las leyes y el Código Penal. Por supuesto que discrepamos del juez Garzón, como discrepó el Partido Socialista con el caso GAL y el Partido Popular con el caso Naseiro. ¿O no se puede discrepar aquí sobre la conducta de los jueces? Por eso reivindicamos que en democracia a quien delinque, Código Penal; y políticamente, si el tema tiene un componente político, que es lo que decimos nosotros, sin lugar a dudas conversación política. Ha dicho aquí el señor Caldera que todos los que estamos en esta Cámara condenamos a ETA. ¡Fíjese qué colchón para trabajar! Suficiente para trabajar. ETA es una organización criminal impermeable que vive en una burbuja dentro de otra burbuja, una máquina de matar; con un planteamiento absolutamente totalitario. Pero nosotros también decimos que cuando se producen fenómenos de este tipo y tienen una apoyatura social como la que tienen, la terapia que utilizábamos en los últimos tiempos era la de incluir a ese mundo en las Instituciones, no excluirlo ni hacerlo clandestino. Por eso decimos con énfasis que hay que buscar soluciones, que hay que hablar, que hay que distender la situación porque esta espiral no nos va a llevar absolutamente a ningún sitial-

¿Por qué esta sordera ante lo que dice, por ejemplo, el Parlamento vasco? ¿Es que el Parlamento vasco es una organización formada por facinerosos que no tienen derecho a opinar? 

Ustedes van a ganar hoy aquí la votación abrumadoramente y todas las radios van a decir que con el 90 por ciento se ha sacado esta iniciativa adelante. Pero ¿se va a solucionar el problema? ¿Es que lo que diga el Parlamento vasco no tiene ninguna importancia? ¿Es que 1370 cargos públicos no tienen algo que decir? ¿Por qué esa falta de respeto institucional? ¡Por lo menos guarden ustedes las formas, escuchen, no tengan ésa sordera! 

Aislar al PNV 

Señora presidenta, parecería asimismo que de lo que se trata es de aislar también al PNV, independientemente de lo que pueda ocurrir con Batasuna y con este fracaso. Nosotros decíamos: si el juez Garzón está actuando y se ha demostrado que con el Código Penal se puede actuar, ¿por qué involucrar a los tres poderes del Estado: al Ejecutivo, al Legislativo y al Judicial? Porque si fracasa esta iniciativa... Se da por hecho que el Tribunal Supremo va a ilegalizar a Batasuna. Además, no se están guardando las formas y hoy se va a dar la noticia poco menos que de aquí sale la ilegalización de Batasuna. ¡Hombre, hay un proceso! Aquí se inicia un camino guardemos un poco las formas. El señor Caldera ha hecho una alusión a la eurodiputada Bárbara Dührkop. Yo le recuerdo que tam¬bién hace muy pocos días una víctima de ETA como Gorka Landaburu pidió menos crispación y más unidad política. Yo también reivindico lo que ha dicho este dirigente socialista, que ha sufrido en su propio cuerpo el zarpazo de la intolerancia y de la agresión asesina. 

Nosotros vamos a votar no. No porque creamos que es un planteamiento que nos aleja de la paz. Vamos a votar que NO porque consideramos que es sacar de la UVI política a Batasuna, que iba a perder las elecciones municipales y porque ese mundo, a pesar de lo que usted diga, no es impermeable. A pesar de todo, es un mundo formado por hombres y mujeres que tienen sensibilidad ante el dolor humano y la prueba está en que iba reduciendo su presencia electoral. 

¡Yo sé que es duro decir esto! Creemos que de esa manera se les saca del mundo electoral.
Están ustedes diciendo que somos los abogados defensores de Batasuna. ¡No, señor! Somos los abogados defensores de un sistema democrático con libertad de expresión y con libertad de partidos políticos. Ya sé que me han escuchado ustedes como quien oye llover y que nuestros argumentos no sirven para nada porque todo esta absolutamente preconcebido, y saldrán diciendo por ahí que el PNV sigue siendo sospechoso poco menos que de dar cobertura a ese mundo. Un mundo que a quien más daño hace es a las víctimas rectas, a sus familiares, a su entorno. Pero, profundamente, le tace un daño terrible al gobierno vasco, le hace un daño terrible al propio PNV. Indudablemente sí, por supuesto que sí. Si hay algún grupo político que quiere que termine esto de una bendita vez es el Partido Nacionalista Vasco.
Van a ganar su votación, pero desgraciadamente no creemos que van a solucionar el problema. No lo digo con satisfacción. Desgraciadamente, no se va a solucionar el problema. El problema solamente se va a solucionar —policialmente sí y lo decimos; con el Código Penal sí y lo decimos— hablando, distendiendo y dialogando. 

Lamento que lo de ustedes sea vencer, y lo harán. No convencer, porque para convencer hay que dialogar y hay que pactar, los dos ingredientes básicos de una democracia 

Más solos que la una 

Terminé aquella perorata improvisada, aunque muy sentida e interiorizada, bebí un sorbo de agua, noté una gélida sensación de soledad y tras las intervenciones de Llamazares y de Trias votamos aquella iniciativa que nos arrasó en luz verde. A favor, 295. En contra, 10. Abstenciones 29, entre ellas las de CiU, que nos dolieron y dieron origen a una trifulca. 

Lo peor era sentir que dijéramos lo que dijéramos aquellos diputados no estaba allí para escuchar y analizar nada de lo que se decía sino para aplaudir, votar y felicitarse por una iniciativa patriótica que rompía los acuerdos de la transición que muchos de ellos sabían eran ineficaces para combatir a ETA.
Sin embargo, dimos la cara y en aquel ambiente votamos NO en una de esas votaciones que quedan para la historia y que no agradece nadie. Mucho menos Batasuna, que nos echó en cara el haber ido allí. 

Cuando volvíamos al aeropuerto comentamos cómo se habían asilvestrado los de Batasuna ante la alusión a Fraga Iribarne y ante-el comentario de que en el mundo de Batasuna había mucha gente que no estaba de acuerdo con las acciones de ETA y la prueba estaba en que comenzaban a abandonar aquel continuo salvajismo dejando de votarlos. 

Al día siguiente, Miguel Ángel Rodríguez escribía en La Razón toda una gravísima acusación haciendo referencia a que cuando se produjera el siguiente atentado, España debería nuestros nombres «y no admitía sus telegramas de pésame cuando estamos enterrando a nuestros muertos. Ha quedado claro no son sus muertos». Ya se lo había dicho el diputado del PSOE a Gonzalez de Txabarri, «la diferencia es que a nosotros nos matan y a ustedes no” mientras detrás de él le gritaba Del Burgo al diputado del PNV que gracias a ETA y al PNV, el PP y el PSOE no eran mayoría en Euzkadi.

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