Intervención
05Noviembre
2006
05 |
Intervención

JOSU JON IMAZ
Gudari Eguna 2006

Intervención
Noviembre 05 | 2006 |
Intervención

Agur eta ohore, Eusko Gudariak. Bihotz-bihotzez eskerrik asko. Zeuengandik eredu bat ikasi dugu. Bertso honetan biltzen den eredua:

Eusko Gudariak gara
Euskadi askatzeko,
Gerturik daukagu odola
bere alde emateko.
Euskadiren alde presturik odola, presturik bizitza. Zeuen bizitza emateko. Sekula ere ez inori bizitza kentzeko.

Eta hori erakutsi diguzuelako, zuetaz harro sentitzen gara. Dena eman zenutelako. Bake jendea zineten. Bakerako jaiotako belaunaldia zineten. Zuen eginkizuna herria eraikitzea zen, eta dena utzita, armak hartu eta totalitarismoaren kontra herriaren defentsan aritu zineten.

Sois nuestros gudaris, los gudaris de la paz, los gudaris defensores de la democracia y de las libertades, los gudaris de la dignidad de este Pueblo Vasco. Por eso estamos orgullosos de vosotros y de vuestro ejemplo. Porque hay situaciones para las que nadie puede estar preparado. Una de las más trágicas a las que un ser humano puede enfrentarse, es la de hacer frente a una situación de guerra. Vosotros tuvisteis que hacerlo. Erais gente de paz. Personas que en esa situación tumultuosa en la que el ser humano es capaz de lo mejor y de lo peor, y en la que el caos y las pasiones más bajas de algunos dan lugar a que la vida humana valga muy poco, supisteis defender los derechos de la persona.

Como cuando Irujo, con una ametralladora apuntándole en el vientre se enfrenta en la Diputación de Gipuzkoa a un grupo de milicianos que intentaban sacar al coronel Carrasco, uno de los cabezas de los militares que se habían alzado en los cuarteles de Loiola, para defender la vida de aquel hombre. Porque sus principios humanistas daban el máximo valor a la vida humana.

Orain dela bi urte Gudari Egunean Saseta komandantearen mendurrena ospatu eta gogoratu genuen. Iazko ospakizunean Lauaxeta gogoratu genuen. Euskera eta euskal kulturaren defendatzailea. Euskal aberriaren aldeko gudari zintzoa. Gasteizen, hilerriko hormaren kontra, afusilatua.

Este año celebramos el veinticinco aniversario de la muerte de Irujo y el cincuenta de la de Galindez. Irujo, además de abogado, europeista, diputado y ministro, fue también gudari entre gudaris. Organizó la Comandancia de Azpeitia, que es la que prepara la resistencia de todo el corredor del Urola y la costa guipuzcoana, e incluso tuvo que hacer frente con una star en su mano al frente de un grupo de gudaris a una situación inesperada en el alto de Andazarrate, a los pies de Ernio.

Y son 50 años del secuestro, tortura y asesinato de Galindez. El año pasado, el presidente de Euzko Gudarostea, nos recordó un verso que Galíndez escribió, unas semanas antes de desaparecer, recordando a Lauaxeta. Estamos orgullosos de Irujo, de Galíndez y de todos vosotros.

Hace setenta años, nuestro pueblo vivía la tragedia. El totalitarismo, el fascismo, la tragedia y la guerra se interpusieron en vuestro camino, y a la dureza de aquella campaña de bombardeos sobre población civil, ejércitos preparados y armados frente a precariedad e idealismo, le siguieron los fusilamientos, la carcel, el exilio, la dictadura, la represión, el exilio y la oscuridad.

Han pasado setenta años desde el comienzo de aquella tragedia. Y es momento de reivindicar el derecho a la Memoria. Un derecho que llega tarde. El derecho a que no se olvide vuestro sufrimiento y vuestra entrega. Es momento de reivindicar el dolor de tantas víctimas que vieron como al sufrimiento se añadía el silencio y el olvido. Es momento para la Memoria. No para el odio, porque como decía el lehendakari Agirre, "el odio no sirve para construir, sólo para destruir". Pero sí para recordar, para que nunca más pueda repetirse una tragedia como aquella. Para que nuestros hijos e hijas no conozcan nunca nada parecido a lo que hace setenta años se cernió sobre vosotros.

Y tenemos ahora otra oportunidad para la paz. Y con vuestro ejemplo, vamos a apostar para que la paz salga adelante. Con el barro hasta la cintura, arriesgando, a veces con incomprensiones, para que la paz se consolide.

Y hoy, veinticuatro horas después del comunicado de ETA, quiero recordar la reflexión que aprobó el EBB hace un año ante el proceso de paz y normalización política. Porque tienen hoy todo su valor. Decíamos entonces y subrayo ahora, que “la pacificación será definitiva cuando, junto con las armas, cese también el esquema impositivo que trata de justificarlas, el de que todo vale para conseguir determinados objetivos políticos”.

“Nuestras decisiones futuras, los acuerdos políticos a los que los representantes políticos pudiéramos llegar, no estarán condicionadas por una ETA que no ha sido capaz de aceptar ni la voluntad mayoritaria de los vascos ni la legitimidad democrática de las instituciones que nos hemos dado. Desde esas consideraciones, tenemos la certeza de que la ciudadanía vasca está dispuesta a trabajar e impulsar con generosidad las vías para hacer posible la paz y la reconciliación”.
Pero no vamos a permitir, que nadie tutele con las armas a este pueblo ni sus ansias de libertad.

ETAren agiriaren aurrean, adierazi nahi dugu “armekin batera, bortizkeria justifikatzeko erabiltzen diren jarrerak, eta helburu politiko jakinak lortzeko edozerk balio duela uste izatea baztertzen direnean, egingo dela behin-betiko bakea”.

Beraz, “gerorako gure erabakiak, ordezkari politikook lor ditzakegun akordio politikoak, ez ditu euskaldun gehienon nahia, eta elkarrekin sortu ditugun erakunde demokratikoen zilegitasuna onartzeko, gauza izan ez den ETAk baldintzatuko. Printzipio horiek kontuan, seguru gaude, bake eta adiskidetze-bideak egiten laguntzeko prest daudela euskal hiritarrak bihotz zabalez”.
Ez dugu beraz, inork armen bidez herri honen etorkizuna baldintzatzea onartuko.

Esta misma semana, dos jóvenes historiadores, Aitziber Lekuona e Iñaki Garrido, que podrían ser vuestros nietos, han presentado un libro sobre el Gobierno Vasco de hace 70 años y las instituciones que se crearon, entre ellas Euzko Gudarostea. Es la prueba de que acertasteis, de que ganasteis. Los nietos de los defensores del fascismo difícilmente se enorgullecen setenta años más tarde de la lucha de sus abuelos.

Quiero terminar con las palabras que Lauaxeta escribió en sus horas últimas antes de ser fusilado:

Herri zintzo onenak zaindu dagiala
Hil gintzanen hatsa, hil gintzanen ahala

Que este buen pueblo guarde para siempre
el aliento de los que morimos,
el impulso de los que morimos!

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