La Identidad Diaspórica Vasca Contemporánea
Señores y Señoras, colegas académicas, amigos: Gracias por esta oportunidad de compartir ideas e investigaciónes sobre la identidad vasca, y en este caso la identidad vasca diaspórica. Me honra y me alegra tremendamente colaborar dentro del convenio de la Universidad de Buenos Aires -de reconocido prestigio nacional e internacional- y el Centro de Estudios Históricos y del Nacionalismo Vasco Arturo Campión -que ha puesto ya su marca en el mundo académico y de investigaciones. Entre nosotros tenemos a varios especialistas en temas de estudios vascos, otros que han sobre-vivido el trauma del exilio, y otros que acaban de descubrir sus raíces étnicas vascas. Son los que me han ayudado y que han colaborado en años de investigación sobre los vascos que viven fuera de su país. Les agradezco sinceramente su contribución y esfuerzo en organizar esta charla. Comentaré algunas de las teorías sobre la globalización, identidades transnacionales, y sobre las diversas categorizaciónes de diáspora y cómo influyen en la investigación de las comunidades vascas. También examinaré las relaciones institucionales entre el Gobierno Vasco y las organizaciones vascas de la diáspora.
El discurso de “diaspora”, “transnacionalismo” y “globalización” se centra en las teorías de espacios-étnicos globales en que las realidades que envuelven a los vascos en el extranjero dependen de interacciones sociales, y virtuales. El concepto de “diaspora,” tradicionalmente con una connotación negativa, se ha transformado en un concepto positivo de grupos dispersos, con una connotación de multiculturalismo y transnacionalismo como resultados de la globalización. Utilizaré los términos de étnia y etnicidad como se utilízan en el mundo académico internacional- en cualquier ciencia social- para categorizar a comunidades que comparten lengua y comunicación, religión, tradiciones, história, mitología común, ancestros comunes, símbolos, y sistemas de dar sentido y significado a las experiencias de la vida, entre otras cosas.
Empleo el término "globalización" para referirme a la interconexión social, política y económica de los vascos en el mundo, y al desarrollo de redes de interacción e intercambio.
La globalización se puede definir como "un proceso (o conjunto de procesos) que engloba la transformación en la organización espacial, relaciones sociales, transacciones - valoradas en términos de su extensión, intensidad, velocidad e impacto - generando flujos transcontinentales o inter-regionales de actividad, interacción y ejercicio del poder" (Held et al. 1999: 16).
Esta supuesta "nueva" realidad a escala mundial no es completamente nueva para los vascos, que llevan siglos en esto. Desde las redes de comercio bajo la colonización castellana a los grupos de socorros mutuos y redes de periodismo internacional, los vascos han mantenido comunicaciones y solidaridad étnica entre sí en todas las Américas, Filipinas, Australia y Europa. Lo distinto es la intensidad, velocidad y permeabilidad disponibles con la tecnología actual. Las tecnologías de la comunicación globalizadas han afectado a la velocidad, si bien no necesariamente a la trayectoria del desarrollo de la diáspora vasca. Las comunicaciones post-modernas posibilítan "imaginarse" una identidad de la diáspora vasca: geográficamente desconectada, pero psicológicamente interconectada.
Mi hipótesis es que el resurgimiento de la identidad étnica vasca está relacionado con la globalización pero no existe una relación causal, tampoco hay una reacción defensiva ante tal fenómeno. Las redes de comunicación global se perciben como medios positívos para la creación de interés, para el mantenimiento e intensificación de la identidad vasca. Sin embargo, es razonable pensar que simplemente está fortaleciendo y simplificando el transnacionalismo, un fenómeno ya existente en estas comunidades.
El concepto de identidad transnacional se ajusta bien a la conciéncia de la diáspora. Es
La capacidad de sumar identidades en lugar de forzar la sustitución de unas por otras; identidades múltiples y "presiones transversales" que aumentan las opciones de uno y una- en lugar de inhibírlas;... la oportunidad de convertirse en alguien que llega a ser diferente en diferentes entornos- las relaciones con distintas comunidades en un mundo no encorsetado, parecen ser elementos que se refuerzan mutuamente, elementos de un síndrome más amplio, lo cual se adecúa a nuestra propia imagen actual como individuos autónomos, …cada individuo es, en efecto, una comunidad de comunidades aceptada o seleccionada individualmente (Elkins 1997:150).
Propondría que existe la que corresponde a una identidad específica de la diáspora vasca, no una identidad híbrida proveniente de la mezcla del país de origen y de acogida, sino una auténtica identidad diaspórica.
Cabe afirmar que en las colectividades vascas se definen a sí mismas ciertamente en términos diaspóricos y parece claro que encajan en la categorización que acabamos de hacer. Claro que hay debate sobre la ínclusividad o éxclusividad de la categorización “diáspora” y ésta que aporto es una definición ámplia:
(1) dispersión de un país de origen, a menudo de manera traumática;
(2) alternativamente, la emigración desde un país de origen en busca de trabajo, de ejercicio del comercio o por ambiciones coloniales de otro tipo;
(3) una memoria colectiva y una mitificación del país de origen;
(4) una idealización de la supuesta tierra de los ancestros;
(5) un movimiento de retorno;
(6) una fuerte conciencia de grupo étnico mantenida durante un largo período de tiempo;
(7) una relación problemática con los países de acogida, muchas veces por cuestiones de dual lealtad, pero en general es un problema para el estado-nación y su población pero no para la comunidad inmigrante.
(8) un sentimiento de solidaridad respecto a miembros de la misma etnia de otros países y
(9) la posibilidad de una vida creativa y enriquecedora en países de acogida tolerantes (Cohen 1997, Global Diasporas:180).
A diferencia de otros tipos de pertenencia grupal, la etnicidad se orienta hacia el pasado, hacia la historia y el origen de la familia, del grupo, y de la nación. La identidad étnica y la imaginación diaspórica combinan el pasado con el presente y el futuro de cada uno, y exhiben una conciencia multi-local.
El término “diáspora” se utiliza en las ciencias sociales como una categorización científica del comportamiento humano, que sigue patrones y estructuras específicas, es cuantificable y medible, y comparable a otros fenómenos similares de los colectivos humanos. Utilizando diseños de investigación, sistemas y modelos paradigmáticos podemos describir, explicar y predecir los efectos de la diáspora vasca en áreas tales como los factores de micro y macro nivel implicados en la migración, el mantenimiento de la identidad individual, el desarrollo institucional, las relaciones intra-diaspóricas entre colectividades y las posibilidades de los vascos transnacionales como agentes sin-estado en asuntos exteriores. Especialistas vascos de la diáspora registran y miden estadísticamente el comportamiento, actitudes y opiniones, así como evalúan el desarrollo de los Euskal Etxeak, sus proyectos y políticas. En mi caso, tengo registrados varios miles de datos sobre vascos de veintiún países, que abarcan materias que van desde el conocimiento y utilización de la lengua a las actitudes y preferencias políticas y a la definición de “vasquismo” y el mantenimiento de símbolos étnicos.
Se puede mostrar que las colectividades vascas se definen a sí mismas y sus procesos ciertamente en términos diaspóricos, y es claro que encajan en la categorización que hacen de la diáspora los expertos en ciencias políticas y los sociólogos, algo bastante obvio si atendemos a las cualidades específicas que observamos en las poblaciones de una diáspora.
A lo largo de varios siglos, vascos de diferentes localizaciones geográficas e inmersos en muy diversas circunstancias vitales, han mantenido su solidaridad con otros vascos y con su tierra de origen. Han desarrollado estructuras de interacción, significado y poder basados en su etnicidad. Tenemos gran cantidad de ejemplos de vascos del Sur y del Norte de América, Filipinas, Australia y Europa que ejemplifican la clasificación aquí expuesta y que reproducen activamente una identidad vasca. El término “diáspora”, viene del griego “sembrar”, con una connotación positiva que entraña la idea de ensanchar y cultivar la cultura griega en nuevas tierras. La utilización del término “diáspora” para referirse al destierro del pueblo judío ha conducido a pensar que es un término conectado exclusivamente con la asociación negativa de la diáspora judía. Esta es una utilización errónea y simplista del concepto “diáspora”. Algunos prefieren utilizar términos tales como “comunidades vascas en el extranjero” o “comunidades vascas transnacionales”, que pueden resultar útiles. Sin embargo, “la diáspora vasca” está definida específicamente con objetividad y con una rigurosa categorización metodológica, y se refiere al estudio sistemático y crítico de los vascos en el exterior. Lo que nosotros investigamos es qué está ocurriendo en la diáspora vasca utilizando datos recogidos científicamente y utilizamos la teoría de la diáspora para presumir el porqué de lo que ocurre.
Las instituciones de la sociedad civil vasca diasporizada han abarcado históricamente redes comerciales marítimas, mutuas, fraternidades y posadas, y hoy también tenemos las Euskal Etxeak, productoras de cultura vasca, con sus diversos subgrupos de baile, música coral, equipos deportivos, cursos de formación, y restaurantes. Son organizaciones específicas de la inmigración y cada una de ellas dirige la producción y reproducción cultural de su comunidad vasca, lo que ha llevado al mantenimiento de la identidad vasca.
Los vascos de la diáspora forman parte de su sociedad civil local, y tienen una identidad civil argentino, uruguayo, australiano, o de los Estados Unidos, si bien se identifican simultáneamente en el ámbito global con una identidad étnica y con los vascos en su tierra y alrededor del mundo. Tienen la capacidad de acción independiente del Estado y fomentan relaciones económicas, sociales, y culturales globales entre ellos.
En la actualidad hay unos 200 asociaciones vascas en veintiún países diferentes; 153 de estas organizaciones han sido reconocidas oficialmente por el Gobierno Vasco, y tres más asociaciones de Argentina están en trámite de reconocimiento. Desde 1985, y bajo el impulso del autogobierno vasco constituido durante la transición a la democracia en España, se ha producido una proliferación sin precedentes en el número de Centros Vascos nuevos: por ejemplo más de 50 en Argentina, 15 en Estados Unidos, 6 en Uruguay. Sin embargo, la diáspora mundial vasca es actualmente sedentaria, carece de dirección unificada y no se moviliza siguiendo ningún proyecto político o cultural común. Existen visiones discutidas de la identidad colectiva, y dentro de los Centros Vascos hay desacuerdos en lo referente al significado de "ser vasco", si bien hasta muy recientemente se solía seguir una definición bastante nostálgica y folklórica (especialmente en Chile, Peru, Australia y los Estados Unidos). La mayoría de los Centros Vascos en la diáspora mantienen la cultura de su tierra de los años 40 y 50, que son los períodos en los que se produjeron las últimas fuertes inmigraciones en sus comunidades. Sin embargo, existe ahora un cuadro emergente de activistas transnacionales, cuya promoción- déscoordinada e incluso inconsciénte- de una identidad vasca desterritorializada y de una población interconectada en la diáspora, podría movilizar eventualmente a estos grupos en pro de acciones y objetivos de colaboración mutua. En la edad de la tecnología, la localización física ya no es necesaria para la práctica de una vida comunitaria.
Al tratar con los vascos en el extranjero, las instituciones del País Vasco deben comprender que las diásporas tienden a "desbarajustar las unidades de análisis espacio-temporales" (Lavie y Swedenburg 14). Como los vascos de Boise, Idaho que se presentaron voluntariamente para luchar en el ejército estadounidense como un batallón vasco-americano en la Segunda Guerra Mundial, los vascos tienen una orientación múltiple, y están físicamente conectados con los países anfitriones en los que viven, pero simultaneaménte emocional y psicológicamente- están conectados con su tierra Vasconia. Mi trabajo de campo en ocho países, ha demostrado que un 83% de más de mil encuestados se definen con una identidad con guión: vasco-mexicano, belga-vasco, vasco-canadiense, etc. En esa conjunción (de "vasco-argentino) el guión representa una unión, no jerárquica, y marca también dos categorías completamente distintas: la identidad étnica y la identidad cívica. Esto demuestra una identidad transnacional y desterritorializada.
En realidad, las comunidades de la diáspora han generado su propia autoconciencia como colectividad y han moldeado una identidad de grupo a partir de las experiencias del exilio, de la inmigración y de la vida compartidas en sus países de acogida. Las comunidades también reaccionan y evolucionan, transformándose y cambiando debido a las influencias exteriores y “pueden constituirse mediante actos de la imaginación" (R. Cohen 1996:516).
La era de la globalización apunta a un cambio hacia identidades sociales desterritorializadas. Las naciones-estado y las regiones organizan el mundo verticalmente, pero un sistema múltiple de interacciones que se sobreponen y que son permeables- lo organizan horizontalmente. Este nuevo sistema crea comunidades no solo de lugar, sino de interés. Se trata al mismo tiempo de formas de organización social de ámbito local y físico, tanto como internacional y virtual.
Social identity theory
En la diáspora vasca se aprecia bien la importancia y la necesidad fundamental del ser humano de pertenecer a algún grupo. Henri Tajfel concibe la identidad étnica desde una perspectiva sociológica alternativa, y se ocupa de la percepción que tienen los individuos de sí mismos en comparación con otros miembros de la sociedad (Tajfel 1978, 1981, 1982; Tajfel y Turner 1979; Abrams y Hogg 1988).
Teniendo en cuenta que las personas tienen una tendencia direccional ascendente y que se comparan con gente similar o ligeramente superior en la escala social, hay que esperar que mantengan su identidad étnica y su vinculación al grupo para mejorar su estatus social comparativo. Observamos el prestigio de los inmigrantes vascos en sus ámbitos de actuación, y dilucidámos en qué medida es esto un factor significatívo en la persistencia de la identidad étnica vasca. La información proveniente de mis encuestados pone de relieve la percepción de los vascos de su estatus social en el país de acogida- percepción positiva que varía entre el 59% de Bélgica y el 90% de Estados Unidos. Una muestra de este concepto en Argentina es que el 20% de los vasco-argentinos encuestados durante los años 1995-1999 respondieron que el ser vasco les ayudó a la hora de conseguir trabajo.
Participar en la diáspora vasca también es participar sin coste en una comunidad: La etnia vasca tiene lo mejor de ambos mundos, ya que los Centros Vascos –sea en Argentina, Mexico, Estados Unidos, o Italia etc.- normalmente no exigen nada de sus miembros, y esta participación les da un estatus positivo, sin discriminación alguna. Los inmigrantes vascos inicialmente necesitaban los servicios que ofrecían las organizaciones; las generaciones posteriores, sin embargo, son consumidoras opcionales. Y su mercado es Euskal Herria, no el país de acogida.
La manifestación de la identidad étnica es una opción totalmente voluntaria para los inmigrantes vascos y sus decendientes, que hablan perfectamente el idioma del país de acogida, y forman parte de las sociedades cristianas de origen europeo. La sociedad de acogida no suele diferenciarlos y categorizarlos como “vascos”, ellos mismos eligen su distinción.
El final de la inmigración continua vasca a Argentina ha transformado las funciones de las organizaciones actuales, convirtiéndolas en defensoras y preservadoras de la identidad cultural. La participación en estos centros es voluntaria y hoy en día la realización psicológica, emocional y social prima sobre las necesidades económicas. Las mismas organizaciones que enseñaron la lengua del país de acogida, y encontraron alojamiento y empleo a los nuevos emigrantes vascos, están ahora proporcionando información genealógica para que los vascos investiguen su herencia, enseñan la lengua vasca, recogen folletos de viajes al viejo País Vasco y ayudan a los miembros en la organización de viajes a su propio tierra de origen.
Las instituciones de la diáspora vasca se han transformado y se han desarrollado al cambiar las necesidades de sus miembros. En un principio, los emigrantes precisaban de empleo y de servicios sociales con objeto de aprender el idioma o comprender las instituciones sociales, políticas y económicas del país de acogida. En contraste, las generaciones posteriores deben recuperar su herencia y mantener un vínculo cultural con el país de origen. Los centros necesitaban de instituciones del país de acogida, pero ahora es al revés, necesitan de las instituciones de Euskal Herria para que sus miembros conecten y conozcan el país de sus ancestros.
Desde 1995, el Gobierno Vasco financió la compra de ordenadores con conexión a Internet para todos los Centros Vascos del mundo que se hayan inscrito en el registro oficial del Gobierno. Los miembros de estos Centros pueden ahora buscar información, matricularse en clases de Euskera "on-line", y crear experiencias étnicas en Internet. De esta manera, la posibilidad de descargar identidad a partir de fuentes virtuales, se convierte en realidad. Las comunidades virtuales tienen el potencial de ser tan fundamentales en la construcción de identidades y en el proceso de socialización como las comunidades geográficas físicas. Las personas tienen ahora control sobre el contenido de la etnicidad personal de cada uno, en contraposición a lo que está disponible en el Centro Vasco local. Cada persona puede entrar en opciones étnicas individuales "seleccionando" o "borrando" según sus intereses particulares.
La creación de una política gubernamental oficial para la diáspora también es relativamente reciente. En 1982, el Consejero de Cultura del Gobierno de la Comunidad Autónoma Vasca invitó a delegados de varias comunidades vascas del exterior a participar en un congreso sobre el futuro de la diáspora. Sin embargo, no se confirmó ningún objetivo ni propuesta. En 1984, se creó el servicio de relaciones con Centros Vascos en el Departamento de Cultura, reforzando lo que ya existía en forma de cadenas de redes personales trasnacionales.
En 1990, se creó en la Comunidad Autónoma Vasca, la Secretaría General de Acción Exterior, encuadrada en la Presidencia, que asumió el programa de relaciones con los Centros Vascos. Utilizando contactos locales facilitados por la diáspora, el Gobierno Vasco creó lazos trasnacionales políticos y económicos con varios actores estatales y subestatales en México, Venezuela, Chile, Argentina y los EEUU. A finales de 1991 había ya una clara política de utilizar los Centros Vascos para facilitar reuniones entre representantes del Gobierno Vasco y miembros al más alto nivel de los gobiernos de los países anfitriones. El Presidente vasco Ardanza fue recibido con honores de jefe de estado en sus visitas.
El Gobierno Foral de Navarra estableció comunicaciones con unos pocos Centros en 1985, principalmente como respuesta a solicitudes de información. No han creado una oficina específica encargada de relaciones con estas comunidades, pero intentan responder a las solicitudes de información, especialmente de turismo, a través de los Centros Navarros y Vascos, y últimamente sí han viajado a abrir puertas con los Centros Navarros en Argentina. Este año el Gobierno de Navarra otorgará la Medalla de Oro a los Centros Navarros de Argentina y de Chile.
Las tres provincias del norte del País Vasco -que políticamente pertenecen a Francia- no cuentan con relaciones formales entre instancias de gobierno local y la diáspora, en buena medida porque todavía no han creado una región o departamento político-administrativa vasca en Francia. Sin embargo, organizaciones no gubernamentales, asociaciones culturales, y actividades con financiación privada alientan la creación de redes. Hay una emigración relativamente reciente del norte, País Vasco- Frances, a los Estados Unidos y a Bélgica. Por lo tanto, independientemente de la falta de relaciones institucionales, las redes personales son recientes y fuertes. El gobierno del País Vasco incorpora a varias instituciones y artistas de Navarra y el País Vasco en Francia a sus proyectos para la diáspora, y sigue promoviendo el concepto según el cual las siete provincias, que se encuentran políticamente divididas, están unidas por la etnicidad, historia, idioma, simbolismo y cultura común.
Para 1994, el Gobierno Vasco había decidido realizar un cambio cualitativo en las relaciones entre las instituciones domésticas y las de las comunidades vascas en el extranjero. El desarrollo institucional del País Vasco, su creciente autogobierno, y la estructura judicial y política de la Ley de Relaciones con las Comunidades Vascas en el Exterior, la Ley 8/1994, proporcionó un fundamento sustancial para un nuevo inicio en las relaciones entre instituciones vascas. La "Ley de Relaciones con Comunidades Vascas” fue aprobada por el Parlamento Vasco en 1994, y fue descrita como un medio de pagar "nuestra deuda histórica a los vascos de ultramar" (Sainz de la Maza 1994: 14).
La ley prevé un registro de Centros Vascos oficialmente reconocidos por el Gobierno Autónomo Vasco, y establece los requisitos para que los miembros de esos Centros también se inscriban y sean reconocidos a efectos de posibles subsidios. Aporta ventajas materiales a los miembros inscritos, así como un refuerzo psicológico. Los beneficios materiales incluyen, entre otras cosas, la posibilidad de acudir a la universidad en el País Vasco, percibir pensiones, concurrir a viviendas públicas en el País Vasco y solicitar subvenciones para proyectos. Distingue entre beneficios para los vascos en el extranjero y para aquéllos que vuelven al País Vasco. La ley crea una estructura legal oficial para las ayudas y subsidios proporcionados esporádicamente a la diáspora desde 1987, y establece el carácter permanente de sus solicitudes presupuestarias.
Otro aspecto importante a destacar es que la ley prevé la celebración de un Congreso de Comunidades Vascas a celebrar cada cuatro años. El primer Congreso en 1995 abrió las compuertas del intercambio horizontal entre los vascos de diversos países, a la vez que fortalecieron los lazos verticales entre las comunidades de la diáspora y el Gobierno Vasco. Facilitó por otra parte la intercomunicación entre organizaciones de la diáspora, y los delegados al citado Congreso crearon redes personales que han evolucionando en dirección a vínculos institucionales. De allí salieron varios intercambios de grupos entre los Estados Unidos y Argentina. Delegaciones vascas procedentes del Perú, Uruguay, México, Canadá y Australia se han desplazado al festival internacional vasco Jaialdi en Boise, Idaho. Hay un intercambio de boletínes informativos entre comunidades de la diáspora, y los usuarios de Internet de esas comunidades visitan las páginas web elaboradas por otras comunidades vascas.
Cada congreso se reúne para debatir el proyecto de Plan Cuatrienal de Acción Institucional propuesto por el Gobierno Vasco, así como otros temas relativos a la diáspora. Este gráfico ilustra cómo se crea y ejecúta la política sobre la diáspora.
La creación y la puesta en práctica de una política para la diáspora.
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Representantes de la diáspora vasca Representantes del Gobierno Vasco
Congreso de Colectividades Vascas Consejo Asesor
Sugerencias para el Plan Cuatrienal Respuesta a las sugerencias para el Plan Cuatrienal
PUESTA EN PRÁCTICA DEL PLAN CUATRIENAL DE ACCIÓN INSTITUCIONAL
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La ley de relaciones con las comunidades y Centros Vascos resultó ser una herramienta útil, legal y política, y posibilitó el refuerzo de sus actividades y redes conjuntas. La ley institucionaliza las relaciones y redes del transnacionalismo vasco y formula mecanismos que faciliten la cooperación en la comunicación.
Las comunidades vascas pueden constituir agentes no estatales efectivos y significativos actuando a favor del Gobierno, de las instituciones, y de los negocios de todo territorio vasco. Aunque este papel es susceptible de evaluación por su importancia, el estatus de "embajada no oficial" resulta acertado, aunque no hay una política centralizada.
Por ejemplo aquí vemos que hay bastante dispersión en sus ideologías, y también en sus ideas sobre el futuro de las siete provincias. Hay los que prefieren que todo sigue igual, los territorios vascos culturales e históricos siguen divididos en tres administraciones políticos y económicos. Otros que desean que los territorios en el estado Español se unen. Otros prefieren que los siete se unen y declaran su propio estado separado de Francia y de España.
"Existen muchas opiniones respecto a un posible futuro para las provincias vascas. En su opinión, cuál sería el futuro más deseado para las siete provincias?"
| | Iparralde permanece en el Estado francés, la CAV y Navarra permanecen separadas en el Estado español | Iparralde permanece en el Estado francés, las cuatro provincias peninsulares forman una unidad dentro del Estado español | Todas las provincias declaran su independencia formando juntas un Estado propio | No sé lo suficiente para responder a esta cuestión |
| 18-30 años | 4% | 7% | 61% | 28% |
| 31-45 años | 3% | 8% | 38% | 51% |
| 45-60 años | 3% | 11% | 36% | 51% |
| 61-75 años | 5% | 12% | 29% | 55% |
| 76-90 años | 2% | 10% | 18% | 70% |
| | | | | |
| Argentina | 5% | 12% | 29% | 55% |
| Australia | 3% | 14% | 30% | 52% |
| Bélgica | 9% | 9% | 73% | 9% |
| Perú | 8% | 25% | 17% | 50% |
| Estados Unidos | 5% | 13% | 18% | 64% |
| Uruguay | 1% | 4% | 43% | 52% |
Ni la definición de la identidad vasca, ni la organización, ni la ideología de la diáspora se encuentra centralizada, y quizá esa realidad es una ventaja que protege y evita ante el fenómeno de “groupthink” pensamiento en grupo. Lo que sí es seguro es que la diáspora sigue tan plural como las poblaciones de la tierra madre.
Conclusiones.
Las comunidades vascas están demostrando ser eficaces y significativos actores no estatales, que actúan en beneficio del gobierno, de las instituciones y de los negocios de las siete provincias. Hay una marcada diferencia entre la política pasiva de los años 80 y la política decididamente más activa de los años 90 y del nuevo milenio. El Gobierno Vasco sólo ha comenzado a activar el potencial de las comunidades de su diáspora. Se ha convertido en el eje de atención de una diáspora que le esperaba desde los tiempos del gobierno en el exilio de las décadas 1930-1970s. Todavía no ha cometido los errores de otros gobiernos de intentar controlar sus poblaciones en la diáspora, ni las ha alienado diciéndoles que no forman parte del País Vasco. Sin embargo, el período de luna de miel ya se está acabando, y la euforia de contar con un Gobierno Autónomo que disfruta de la prosperidad económica otorgando ayudas y subsidios a los Centros Vascos y a sus miembros puede no durar para siempre. El control del Gobierno Vasco por coaliciones nacionalistas puede no continuar en el futuro y la diáspora apolítica y hasta ahora no politizada ni movilizada puede verse tentada a cambiar su orientación.
La historia del transnacionalismo vasco y de las relaciones entre las instituciones de la diáspora vasca se enfrentan a las presunciones socio-espaciales de comunidad, ya que estas personas étnicas activas se han conectado simultáneamente a redes de relaciones y significado tanto en el país de origen como en el país anfitrión desde los tiempos del comercio marítimo hasta el colonialismo español, desde el período del Gobierno Vasco en el exilio hasta los Centros Vascos y Navarros contemporáneos. Estas comunidades dispersas son imaginadas simultáneamente como comunidades del extranjero que promocionan la preservación cultural y una identidad étnica sostenidas a lo largo de los siglos; como grupos que mantienen nexos comerciales, laborales, de inmigración, y culturales; como una exhibición de solidaridad co-étnica; y como una comunidad con una historia colectiva compartida y con los mitos de su tierra idealizada. Estos individuos de la diáspora van desde los fundamentalistas étnicos vascos, hasta quién acude a los San Ignacios anuales de forma parecida a la de los "Católicos de Navidad". Sin embargo, independientemente de la frecuencia o intensidad de su mantenimiento de “vasquidad”, se definen como parte de la comunidad vasca-argentina y deben ser invitados y aceptados con igualdad. No hay clases de vascos, ni “más vasco”, ni “menos vasco”, todos trabajamos en nuestra propia capacidad de hacer lo que podemos para fomentar y promover nuestra cultura e identidad colectiva.
Muchas gracias por su asistencia y atención y agradecería vuestros comentarios y preguntas.