Opinión
24Junio
2005
24 |
Opinión

La esencia del centralismo

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Junio 24 | 2005 |
Opinión

He seguido con interés el debate parlamentario. Decir que como no podía ser de otra forma, Juan José Ibarretxe me fascinó. Así que no me detendré en los discursos ‘‘favorables’’. Hablaré de los otros. Algunas intervenciones me preocuparon. Y otras, como poco, produjeron en mí accesos de hilaridad y toses.

Los discursos de Patxi López y de José Antonio Pastor me trajeron a la memoria un artículo del desaparecido Luciano Rincón, en el que decía que el PSOE no era una fuerza centralista. Era la esencia misma del centralismo. Y de la amnesia, añado yo. Patxi que es el candidato que rechaza el "frentismo" mantiene frentes antinacionalistas por lo menos en Santurtzi, Portugalete, Andoain, el territorio histórico de Araba,... Volvemos a la vieja ley del embudo. El Partido de la Autonomía mantiene bloqueado el Estatuto en artículos esenciales como el 18 (Seguridad Social), el 10 (Investigación Científico Técnica). Y hablaron de cuestiones laborales cuando, ya en 1993 (gobernando Felipe González), el Estado español tenía el mayor número de tipos de contratos de la Unión Europea (por cierto, está en manos del PSOE, y sólo del PSOE cambiar la normativa y a ver qué pasa).

Por lo escuchado el miércoles, en estos momentos, cualquier tipo de aproximación entre nacionalistas democráticos y socialistas no parece cercana, ni real. Insultos, descalificaciones, demagogias mil (comenzando por los profesores sin perfil lingüístico) y análisis que parten del único apoyo ‘‘crítico’’, eso sí, del PP del sicoanalista chiflado, de la guerra de Irak, de José María Aznar o de Manuel Fraga. Pero, con los del PP, Patxi y Pastor hablan poco y con mala cara (a juzgar por la famosa carta de Rosa Díez y sus amigos). Con los demás no hablan, se hacen fotos. ¡Y sólo tienen 18 escaños!

El PSOE es un partido amnésico. Se olvidó el cumplir lo pacto de en 1979, o todas las veces que ha votado con Batasuna (por ejemplo, en el proyecto de Ley del Suelo). Piden que no se acepten los votos del PCTV (que es un invento suyo).

Escuchar a María San Gil es lo mismo que escuchar a Jaime Mayor Oreja, eso sí: en mujer, extremadamente delgada y sin barbas. Mientras María San Gil decía aquello de que «no hay que hablar con aquellos que ejercen la violencia para imponer sus tesis políticas», pensaba en algunos de sus correligionarios con los que los demócratas hablamos en 1976 y logramos convertirles en maestros de democracia (quizás olvidándonos de las más de 350.000 víctimas del franquismo). Y cuando hablaba de ocuparse de los problemas ‘‘reales’’ de los ciudadanos, pensaba en la guerra de Irak o en lo del archivo de Salamanca (formado a base de la rapiña de los franquistas, aunque ya hablaremos de este asunto), que, como todo el mundo sabe, son problemas ‘‘reales’’ de los ciudadanos.

Hoy por hoy, el constitucionalismo está muy vivo y el acuerdo muy lejano.

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