Opinión
21Junio
2005
21 |
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No me liberéis, yo me encargo

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Junio 21 | 2005 |
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La situación polÍtica resultante de las últimas elecciones autonómicas está dando lugar a un sinfín de interpretaciones, en ocasiones grotescas, que demuestran que, a pesar de todo, unos no saben tanto como creen, otros no desaprovechan la ocasión para manipular y, a no pocos les falla bastante la memoria. Y todo ello se produce en medio de un anuncio de ETA que no arregla demasiado.

En 1998, el alto el fuego de ETA supuso, por un lado, el mejor resultado que HB-EH-Batasuna obtenía en unas elecciones autonómicas en muchos años. En aquella ocasión obtuvo 14 escaños, frente a la coalición PNV-EA que obtuvo "sólo" 27, PP, 18, PSOE, 14 y EB, 2. En aquellos días la autorreclamada "izquierda abertzale" tenía en su poder la llave de la estabilidad institucional. Y lo demostró cuando, en enero de 2000, tras la ruptura del alto el fuego por parte de ETA, asesinando a un militar en Madrid, decidió unir sus votos a los del PSOE y los de PP para bloquear la acción del Gobierno.

El atentado de Madrid hizo saltar por los aires el "pacto de Lizarra" y la confianza de sectores mayoritarios del nacionalismo que no quieren ir con Batasuna ni a heredar (a pesar de las enrevesadas teorías de Joseba Arregi). Por otro lado, el descubrimiento del gran engaño de ETA (la ruptura de la "tregua"), unido al pánico a un Gobierno vasco encabezado por alguien como Jaime Mayor Oreja, dio lugar a los resultados electorales de 2001, que no reflejaban más que la excepcionalidad del momento. Batasuna pasaba de 14 parlamentarios a 7 y, aún así, seguía manteniendo su poder de desestabilizar las instituciones.

En ambas legislaturas, las de 1998 y 2001, a pesar de las ofertas del PNV, ni el PP, ni el PSOE aceptaron la no utilización de los votos de Batasuna. ¡Faltaría más! Lo importante es tumbar al PNV. Por eso extraña que, ahora, Patxi López, por ejemplo, pida al lehendakari que no acepte los votos del PCTV para su investidura. ¡En fin!

Las elecciones de 2005, sin la carga de emotividad de las de 2001, dan un mapa bastante parecido al de 1998 y en la línea de otros comicios anteriores. La coalición PNV-EA, aunque tuvo cuatro parlamentarios menos que en 2001, son dos más que en 1998 (esta vez, sin la hipoteca de Lizarra y sin ninguna atadura a nadie). Por el contrario, sí es cierto que el PCTV obtuvo dos escaños más que Batasuna en 2001, con ETA en actividad de baja intensidad, obtiene cinco parlamentarios menos que en 1998. Eso sí, sigue con su capacidad desestabilizadora.

Pero, hay más. La ciudadanía vasca no quiere al PP. Votó contra este partido en 2001. Volvió a votar de forma abrumadora en 2004. Y lo ha vuelto a hacer en 2005. En "su" feudo alavés perdieron casi 20.000 votos entre 2001 y 2005 y se han convertido en la "segunda" fuerza en Vitoria-Gasteiz con poco más de 2.000 votos sobre la coalición PNV-EA. El único que quiere al PP es el PSOE como mero instrumento contable. Y, mientras tanto, mantiene a los de Rajoy en la alcaldía de Vitoria y en el Palacio Foral, pensamos que por puro antinacionalismo. También en este caso sorprenden las declaraciones del secretario general del PSE en Bizkaia que acusa a los demás de que las cosas han cambiado. Y el PSE, ¿se ha dado cuenta? El constitucionalismo antinacionalista o el ‘‘cambio’’ sólo es posible sumando los votos del PSE-PP y el PCTV. Incluso con un sindicato de partidos españolistas (PSOE-PP-IU) no alcanzarían la mayoría absoluta.

Y, mientras todo esto ocurre, el asunto Atutxa hace que, en estos momentos, algunos nos estemos cuestionando muchas cosas. Además, en estos momentos, la salida definitiva del túnel de la violencia es una cuestión que afecta de manera singular al Gobierno central y a ETA. El PNV lo intentó en 1998 y la cosa salió como salió.

Ante todo esto, ¿qué hacer? Partiendo del hecho incontestable de que EAJ-PNV es la primera fuerza de la CAV con una diferencia teórica (práctica es mayor) de cuatro escaños sobre la segunda, el PSE-PSOE, se trata, por un lado, de mantener la presidencia del Parlamento (lo que ya se ha conseguido, a pesar de que el veto a Atutxa será considerado como una afrenta similar en lo político -no en lo humano- a la ruptura de la tregua) y la del Gobierno (con Ibarretxe como figura irrenunciable). En segundo lugar, teniendo como horizonte estratégico la propuesta de Nuevo Estatuto y el anuncio de IU, profundizar en el autogobierno, completando lo que falta del texto de Gernika de 1979 y, a partir del viejo Estatuto completado, consensuar uno nuevo que, desde luego, debe suponer un avance sustancial sobre los derechos y competencias del anterior. Y, sobre ambas premisas, consolidar las mayorías necesarias para sacar adelante ambas cuestiones.

En un periódico electrónico, editado por, entre otros, algunos afiliados al PNV, se advierte, sobre la posibilidad de una vuelta al Gobierno de coalición PNV-PSOE, a la vez que se insulta al lehendakari Ardanza ("reina madre", le llaman ocultos tras pseudónimos). Otros aseguran que "ya" hay un acuerdo entre el "tripartito" y el PSOE. Pues bien, si con coalición o con acuerdo, se consigue más autogobierno que el que nos da el Estatuto de Gernika, por un lado, y se puede colaborar con el PSOE a consolidar un proceso de paz, a mí no me importa pactar con el PSOE. Como tampoco me importó, en 1998, apoyar Lizarra porque me dijeron (y me lo creí) que estábamos sentando las bases de la paz definitiva. El PCTV no es de fiar. Lo ha demostrado vetando a Atutxa, uniendo, claro, sus votos al PSOE y al PP.

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