Opinión
20Febrero
2012
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Burujabetza

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Febrero 20 | 2012 |
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Pienso que somos un Pueblo con identidad propia en el conjunto de los pueblos de Europa, depositario de un patrimonio histórico, social y cultural singular, que se asienta geográficamente en siete territorios actualmente articulados en tres ámbitos jurídico-políticos diferentes ubicados en dos estados. Un Pueblo con voluntad de seguir siendo. Estimo que Euskadi tiene derecho a decidir su propio futuro, tal como se aprobó por mayoría absoluta el 15 de febrero de 1.990 en el Parlamento Vasco, y de conformidad con el derecho de autodeterminación de los pueblos, reconocido internacionalmente, entre otros, en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

Como nacionalista pienso que el autogobierno vasco ha de cumplir siempre con precisión fundamentalmente tres características: poder suficiente para garantizar la identidad colectiva vasca en todas sus manifestaciones, poder suficiente también para desarrollar el potencial económico de Euskadi y capacidad organizativa suficiente para poder articular una sociedad vasca solidaria, equilibrada, justa y cohesionada.  Autogobierno significa concreción en acuerdos políticos que permiten centrar el debate en materias vitales para el futuro de las siguientes generaciones de vascos. Significa acuerdos que definen un modelo de convivencia y un marco de relaciones con el Estado en el que haya una bilateralidad efectiva, garantías y condiciones de lealtad. Un autogobierno en el que bilateralidad, el pacto y la no imposición serán el procedimiento por el que se constituirán las reglas de juego con el Estado. Acuerdos amplios que permitan el uso de las potencialidades de modificación de lo establecido siempre que existieran mayorías para ello es decir desde el respeto a la voluntad de la sociedad vasca. Un respeto que incluye la toma en consideración de los diferentes sentimientos identitarios, que trata de integrarlos en un esquema de pacto, compromiso y de solución, y que deberá estar basada en un doble compromiso, a saber, amplio acuerdo sobre el mismo en Euskadi y aprobación política en los términos aquí acordados en las Cortes Generales. Voluntad de pacto y de acuerdo en el seno de la sociedad vasca y con el estado porque no entendemos que el autogobierno pueda basarse en otro principio distinto al de la libre disposición sobre nuestro futuro colectivo. Es decir, consideración de la no-imposición como el procedimiento por el que se constituyen las reglas de juego de las sociedades avanzadas. Una apuesta por un modelo político de relación que respetaría nuestra idiosincrasia e identidad, que permitiría que nuestra libre voluntad democrática, que tuviera mecanismos para ser respetada, que integrara sensibilidades, que articulara la relación dentro de un Estado plural a través del pacto y del acuerdo y que evitara las tentaciones de unilateralidad a todas las partes. El futuro pasa, creo, por un nuevo acuerdo entre vascos, una nueva etapa que suponga aún un mayor reconocimiento de Euskadi como nación política, un nuevo avance en el reconocimiento de la existencia del Pueblo Vasco, su derecho a ser y decidir. Un modelo político que nos, y les, obligara a pactar. Una fórmula de doble llave en la que el cofre sólo pudiera ser abierto de forma conjunta porque uno entiende que sí existen mecanismos que interpretados con flexibilidad pudieran acoger una fórmula de lealtad y colaboración mutuamente acordada por Euskadi y España.

 

Se trata de apostar por un autogobierno que determinara para las instituciones vascas el ámbito competencial pleno necesario para desarrollar la identidad en el mundo abierto que se va conformando en los ámbitos de la economía, información, nuevas tecnologías, investigación, infraestructuras, sanidad, educación, lengua, cultura y un muy largo etc. Es una apuesta por un Concierto económico blindado y por la capacidad competencial en las materias económicas, medioambientales y formativas necesarias para desarrollar un entorno competitivo y sostenible en un mundo abierto. Una apuesta por una política fiscal solidaria, necesaria para mantener los ámbitos de solidaridad en un entorno amplio de competencia global. Un compromiso por una política de cooperación transfronteriza multisectorial que conformaría una Eurorregión vasca, desde el Adour al Ebro y desde las Encartaciones hasta Zuberoa, un sistema de transporte que uniría el tejido urbano Donostia-Vitoria-Bilbao-Pamplona-Baiona entre 30 y 45 minutos gracias a la “Y” vasca, la Euskal Hiria de Bernardo Atxaga.

 

Un modelo de autogobierno que significar capacidad de decisión, compromiso con el pacto, corresponsabilidad, participación en todos los niveles de decisión y apertura al exterior. Euskadi, sobrevivirá al Gobierno del “cambio” del PPSOE de López, vivirá de nuevo oportunidades de la mano de un liderazgo político claro, volverá a apostar por introducir en la agenda política el hacer de la sociedad vasca un referente líder en creatividad e innovación, en desarrollar las universidades como polos de talento y de tolerancia, líder en definir la educación integral de las personas como prioridad en la construcción nacional, líder en hacer del conjunto de Euskadi un modelo urbano competitivo y líder también en basar nuestro bienestar futuro y modelo social en una comunidad integrada con una identidad propia y definida que apuesta por sus personas.

 

Pero para hacer frente a este reto necesitamos incorporar nuestra identidad  y forma de ser, aquello que nos ha caracterizado históricamente a los vascos a las realidades actuales. Hacer frente a este reto supone implicarnos en construir una sociedad vasca innovadora, capaz de adelantarse a los cambios, basada en personas formadas conocedoras de la importancia del trabajo bien hecho, con fuerte sentido de la identidad de lo que nos es propio, con sentimiento de pertenencia a una comunidad que se implica en la solidaridad activa a todos los miembros de la misma y que comparte un proyecto a largo plazo. Una Euskadi cohesionada, cuyo proyecto compartamos gentes de diferentes sensibilidades, abierta al mundo y a la diferencia creativa, capaz de atraer personas de otros lugares que quieran desarrollar su talento y su creatividad entre nosotros. Es decir que se sientan atraídos por lo vasco. La pervivencia y el desarrollo de la Euskadi autogobernada supone ser capaces de que los valores que identifican los vascos sean atractivos para aquellos que quieran compartir su vida aquí y con nosotros.

 

El atlas de Europa siempre se queda viejo, y los vascos tenemos de nuevo la oportunidad de apostar, buscar y la obligación de acertar una vez más. Somos el pueblo más viejo de Europa y el mestizaje integrador, incluidas nuevas revelaciones arqueológico-lingüísticas, ha significado secularmente el halo sabio de la supervivencia por encima de todos los avatares. Y así, la necesaria inteligencia del pequeño, que en su pequeñez aspira a poder seguir siendo, se concreta en el Siglo XXI y en el contexto en que nos encontramos los vascos en un futuro compartido. Estoy convencido de que el reconocimiento del derecho del Pueblo Vasco a decidir su propio futuro, el compromiso mutuamente adquirido a ejercer este derecho por la vía del pacto y la negociación, el principio de consentimiento de que esta decisión debe integrar las distintas sensibilidades existentes en Euskadi son la llave que posibilite una nueva etapa. Hoy como ayer se trata de conseguir la capacidad para la realización de un proyecto elaborado en beneficio de una sociedad vasca en la que sea atractivo vivir y convivir.

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