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Javier Balza (El Correo)

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Abendua 26 | 2005 |
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El Correo


«ETA no comparte todavía el mensaje de Batasuna»
El consejero de Interior, Javier Balza, mantiene uno de los discursos más cautos con respecto a un hipotético proceso de paz. El máximo responsable de la Er-tzaintza asegura que en la banda no se ha producido ningún cambio y que decisiones como la de no atentar contra ediles del PP y el PSOE no son irreversibles. Pese a todo, afirma que el PNV mantendrá «hasta el final» el aval que le da al presidente Zapatero en este terreno.

-¿A qué cree que se debe la decisión de ETA de convertir a los empresarios en su objetivo prioritario?

-Es un colectivo que les puede asegurar una financiación que, en mi opinión, había bajado mucho porque la cesión ante la extorsión era cada vez menor. Y cuando han dejado los atentados contra concejales del PP y el PSOE, al menos temporalmente, los empresarios -y el colectivo judicial, que no se nos olvide- se han convertido en referentes fáciles. Ambos son objetivos muy simples, porque se ataca a edificios que son imposibles de cubrir en cuanto a seguridad.

-¿Comparte el escepticismo de los empresarios ante un hipotético proceso de paz?

-Coincido plenamente con ellos. No se puede pedir a un ciudadano actos de heroicidad y de fe en un proceso que no acaba de manifestarse. Es muy comprensible que sean escépticos.

-Los atentados a los empresarios transmiten cierta sensación de impunidad. Se trata de personas amenazadas en una lista casi pública cuyos componentes están siendo atacados con regularidad.

-Pero es que existe esa lista y también otra con todos aquellos que han recibido las cartas de ETA y se encuentran en un momento de amenaza real. Estamos hablando de una cantidad altísima de amenazados y, además, las empresas tienen muchos centros de trabajo. Estamos en contacto con los amenazados para ver qué podemos aportar en cuestión de seguridad. Es una de nuestras prioridades.

-Da la sensación de que ETA ha descendido a unos niveles muy bajos en su extorsión.

-La extorsión es masiva; o, por lo menos, el intento. Después de la detención de "Anboto" hubo un periodo en el que se vio que se había perdido el canal de la extorsión. Estuvimos prácticamente un año con unos envíos de cartas de chantaje muy puntuales. Pero es evidente que ahora ETA ha reconstruido ese canal.

-Usted afirmó que ETA no materializará una tregua a medio plazo. ¿Mantiene esa hipótesis?

-Sí. Creo que, si el proceso se consolida, no va a ser cuestión de que una mañana nos levantemos con una tregua de ETA. Va a ser un camino largo, complicado y muy dificultoso. Y que, además, va a tener muchos intereses políticos que pueden quebrarlo. Me refiero, como de costumbre, a los extremos. El PP está poniendo todas las dificultades y es incomprensible que no entrase en el acuerdo del Congreso, porque sus principios son los mismos que los del Pacto de Ajuria Enea. Y, por otro lado, Batasuna habla mucho pero hace poco. Aquí comparto las críticas del EBB. No se puede estar avalando un proceso y, a la vez, ausente del fenómeno terrorista.

Fiabilidad

-¿No ha llegado un momento en el que creer en un proceso exige un acto de fe?

-Los partidos democráticos, a excepción del PP, le han dado a Zapatero un aval y una garantía para que pueda abrir un proceso. Eso es algo que ningún presidente ha tenido nunca. Quien tiene que medir la fiabilidad del proceso es el Gobierno de Madrid. Nosotros vamos a mantener nuestro aval hasta el final y eso es constatable. El tripartito y el PNV respaldarán hasta el final cualquier resultado que traiga la paz.

-De la documentación de ETA parece deducirse que la banda le está pidiendo un paso al Gobierno.

-Lo que está claro en la documentación de ETA, bien en "zutabes" o en escritos incautados, es que no hay cambios, ni en la ideología ni en sus manifestaciones. ETA mantiene los mismos planteamientos que en 1980, por poner una fecha. Eso no sucede con la izquierda abertzale, que no cumple sus expectativas pero, por lo menos, cambia el discurso. Lo que más desconfianza nos produce es que, cuando ETA se manifiesta por escrito, sus posiciones son igual de negativas que a lo largo de toda su historia.

-¿Y cómo interpreta esa falta de sincronía entre la izquierda abertzale y ETA?

-La única novedad es que Batasuna ha cambiado de discurso y que reconoce que sólo el diálogo sirve como vía de acción en la política y, en algunos momentos, admite también que cada uno pueda defender sus planteamientos en una mesa. Pero este cambio, sin embargo, no es paralelo a su acción política. Es directamente contrario al mantenimiento de la violencia por parte de ETA.

-¿Entonces cree que ETA no comparte el mensaje de Batasuna?

-Creo que todavía no. Con sus actos terroristas, es evidente que mantiene una contradicción dura y clara con la filosofía de Anoeta.

-¿El PNV es más escéptico que nunca?

-La palabra no es escepticismo. En un momento determinado parece que se abre una vía de posible solución del conflicto violento -no de la normalización del país, donde somos agentes activos de primer orden- y se producen declaraciones en este sentido del Estado y de ETA. Y lo que queremos es ayudar a que ese proceso, estricto entre estos dos agentes, pueda tener lugar. Para eso le damos tranquilidad política a Zapatero. No somos escépticos, sino que no estamos en la relación o en las posibles vías que puedan abrirse. El conocimiento que tenemos es relativamente parcial.

Tertulia de café

-¿Pero tiene esperanzas?

-Estos son términos sociales o mediáticos al uso, pero es ingenuo hablar de esperanzas en estas cosas. Aquí lo que valen son los hechos, y estos nos dicen que hay una vía; el Gobierno del Estado tiene un aval político para arriesgarse a recorrerla y ETA no ha abandonado en absoluto la violencia. Eso no niega que las posibilidades estén abiertas. La esperanza está bien para las tertulias de café, pero cuando tenemos dos bombas a la semana no podemos hablar de esperanza, sino de seguridad, de mantener niveles de escoltas y de dar garantías a Zapatero de que nuestro aval político es serio.

-¿Cuando habla de vía a qué se refiere?

-Hablo de la posibilidad real de que se abra un proceso entre el Gobierno y ETA. No de otra cosa. Que si la conociésemos, desde luego que no hablaríamos de ella.

-Usted afirmó que ETA puede volver a matar.

-ETA ha dicho que no va a matar a concejales del PP y el PSOE. Y nada más. Quien pretenda ver otra cosa o que es irreversible se va a equivocar. Si no mata es porque no puede o porque no quiere en este momento. Pero no porque haya decidido dejar de matar a jueces, a ertzainas o a periodistas. En el momento en que ETA considere que se ha acabado esta situación de atentados no personales, cambiará. Es que no ha dicho lo contrario. Y esto no es análisis, es pura literalidad de la situación de ETA.

-¿Y de qué puede depender que maten?

-Habría que estar en su cabeza. Puede que venza el discurso de los duros, como siempre ha sido en su historia, o que entiendan que no les merece la pena seguir en la situación actual. O el enrocamiento de una organización delictiva que cada vez está más separada de la realidad y puede volver a equivocarse.

-Da la sensación de que ha desaparecido la apuesta por una solución policial al conflicto.

-No. Se ha abierto una vía, con el aval del Congreso, que cuenta con mucho auge social y sobre la que se ponen los focos. Pero eso no quiere decir que las policías tengan cerrado este asunto, al revés. Sigue siendo la prioridad en nuestro departamento y estoy convencido de que también lo es en el Ministerio de Interior, compartido con el terrorismo internacional.

-Aunque la "kale borroka" se ha reducido, cada cierto tiempo rebrota.

-El germen de la violencia no está superado en Euskadi. Aunque cada vez rebrota, con mayor dificultad, porque la Ertzaintza ha hecho un trabajo muy serio en ese terreno.

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