Jose Ramon Beloki
22Azaroa
2004
22 |
Iritzia

Tatrás

Jose Ramon Beloki
Azaroa 22 | 2004 |
Iritzia

Jose Ramon Beloki

Iritzia

El Diario Vasco


Comienzo explicando el título, más bien enrevesado. Se lo debo a Joseba Zubía: «¿Cómo se llama el talante del Gobierno de Zapatero respecto a Euskadi?», pregunta. Y él mismo responde: «Tatrás». Eso significa el título: una nueva forma de mirar y/o ir hacia atrás, hacia lo de siempre. Lo ocurrido hasta ahora en el Congreso de los Diputados con los Presupuestos del Estado para 2005 le da la razón a mi compañero senador.

Ya tuve la impresión, en el momento mismo de la investidura, de que algo de eso era lo que nos iba a ocurrir, de entrada, en esta legislatura respecto a los temas de fondo e importancia ahora mismo en y para Euskadi. Cuando Zapatero, en respuesta al portavoz del grupo del PNV, Yosu Erkoreka, dijo aquello de «permítame que les inste a usted, a su grupo, al Gobierno Vasco, a promover con el lehendakari y con el Gobierno Vasco, a una rectificación de formas y de fondo», me dije: «hasta ahí llega el talante del nuevo presidente; habrá gestos, habrá palabras, habrá tonos, pero, a la hora de los temas sustanciales, ni pan ni agua».

 

 

Eso es lo que ha venido ocurriendo hasta ahora. En aquellos temas de fondo y peso que se han visto en el Congreso de los Diputados relacionados bien sea con una renovada organización territorial del Estado bien con un hipotético posible encaje de Euskadi en el mismo, el PSOE y su Gobierno han ido, sin excepción, de la mano del PP. Llámese Proposición no de Ley para garantizar la igualdad de todos los españoles en el ejercicio de los derechos y en cumplimiento de los deberes constitucionales, así como la igualdad de todas las nacionalidades y regiones. Llámese moción consecuencia de interpelación urgente sobre la creación de Consejos Autonómicos del Poder Judicial. Llámese proposición no de Ley relativa al reconocimiento de una selección española única en todas las modalidades deportivas para participar en competiciones internacionales oficiales. Llámese voluntad de cumplir con transferencias pendientes Las respuestas de los ministros socialistas han sido tajantes, tajantemente negativas. Y los votos, cuando han hecho falta, del PP y del PSOE, los del PSOE y del PP, se han sumado sin vacilaciones. Nadie se ha salido del guión.

 

¿Hasta dónde llegará ese «le insto a la rectificación de fondo y formas», con el que arrancamos la legislatura? he venido preguntándome según se acercaba otro mo- mento político importante como es de los Presupuestos, primeros de este nuevo Go-bierno. Ya tengo la respuesta: hasta el final. Ni una sola enmienda de las 80 del PNV y tres cuartos de lo mismo de otros grupos políticos específicos del País Vasco ha merecido la consideración siquiera del PSOE y del Gobierno Zapatero. Ni se nos han acercado. La consigna ha sido claro: con el grupo vasco «ni a negociar». Y, por supuesto, han barrido con sus votos todas ellas.

Alguien, bondadoso, puede querer precisar: una cosa es que no negocien con vosotros y otra que el Presupuesto sea, de por sí, bueno o malo para el País Vasco. Pues bien, he aquí algunos pocos (para no aburrir) datos que mi compañero Pedro Azpiazu expuso, sin poder ser argumentado en contra, en el debate: lLa inversión prevista por el Estado para el año 2005 en Euskadi es del 0,38% de la inversión total del estado, y un 0,83 de la inversión que clasifican de «regionalizada». Por comparar: un año antes, el 2.004, los Presupuestos consignaron 82 millones de Euros para Euskadi. El primer gobierno socialista: 43 (la mitad, más o menos).

A esto le llamo ir para atrás. Euskadi, que por renta o PIB ronda, sobrepasando, el 6% del Estado, ha venido tradicionalmente recibiendo inversiones que han rondado el 1-1,2%. En resumen: siempre mal. Este año, peor, manifiestamente peor.

Así arrancó el Proyecto de Presupuestos y así ha terminado, por ahora y en el Congreso, merced al talante («tatrás») del Gobierno de Zapatero. Y hay más: un jueves, allá por las ocho de la noche, nuestro grupo consiguió que en Comisión se aprobara la enmienda que (el lector me perdonará) ha sido la enmienda estrella´ en el Congreso: 539 millones largos de euros que el Ministerio de Vivienda consignaba en el Presupuestos pasarían a ser ejecutadas por las comunidades autónomas (todas ellas, no sólo Euskadi), de acuerdo con la enmienda que conseguimos aprobar.

Debimos dar un disgusto inmenso al PSOE y al Gobierno Zapatero. Esa misma noche, tras intensas comunicaciones (en-tiéndase broncas) telefónicas, el PSOE obligaba a ICV y ERC a firmar un voto particular que les permitiera echar atrás aquel atrevimiento del PNV. Para lograrlo no han reparado en medios: han forzado el reglamento de la Cámara, y han forzado a otros grupos políticos, a ICV y Esquerra en primer lugar, pero también a CIU. Y han logrado el triunfo pírrico consistente en que este Gobierno va a respetar, todavía menos, las competencias autonómicas en vivienda, y que va a ser menos ordenado, menos coordinado, menos transparente y mucho menos eficaz y eficiente. Ése es su triunfo.

 

No tengo la sensación, como grupo, de haber sido derrotado. Sabemos de nuestras fuerzas y no las sobrevaloramos. Sabemos, también, que muchos ejercicios de fuerza, como los que acaba de hacer el PSOE y el Gobierno Zapatero, son, en realidad, signos de debilidad. En cualquier caso, cada cual se ha retratado en lo que es. Esto es, en lo que hace, no en lo que dice.

Llevamos una cicatriz de esta pelea: la de quienes dicen lo que dicen pero hacen lo que hacen. Y llevamos, sobre todo, el dolor de una CIU que tuvo también en su mano el que, después de todo, pudiera echar a andar un proceso de autonomización en serio del Estado en un capítulo, el de la vivienda, pero prefirió otras cosas.

Cité al cierre de mi intervención en el Congreso lo que un diputado de CiU había escrito, con convencimiento, días antes: «si algunos partidos nacionalistas apoyan el voto particular será un escándalo». Lo sigue siendo.

 

PARTEKATU