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16Azaroa
2006
16 |
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Agur eta ohore, Jon

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Azaroa 16 | 2006 |
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Josu Jon Imaz

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Jon Mimentza. Abertzale. Alderdikide. Hombre comprometido con este país. En marzo tuve la oportunidad de charlar con él unas horas en su casa de Zizur, una fría mañana. La enfermedad azotaba ya a Jon. Pero su espíritu abertzale le llevaba a querer compartir reflexiones. Seguía de cerca los pormenores del incipiente proceso de paz y quería aportar su análisis para que los que estamos inmersos en el diálogo político tuviésemos también sus referencias y su punto de vista. Comprometido hasta su última hora.
Sus reflexiones, sobre "la negociación como instrumento de lucha" utilizada por la izquierda radical, son particularmente válidas en los momentos que vive el proceso de paz. Sin pretender convertir en un absoluto esta reflexión, porque la complejidad del mal llamado MLNV introduce otros factores a considerar, Mimentza nos animaba a leer lo que realmente dice ese mundo, a interpretarlo, a conocerlo. Muchas veces llevados de la candidez de buscar la paz como sea, olvidamos que el conocimiento de aquel que tenemos frente a nosotros es básico a la hora de afrontar un proceso con garantías. A la hora de conseguir realmente la paz.
Porque ETA anunciaba ya en sus escritos previos al alto el fuego su vocación de tutelar el diálogo político y de convertirlo en un instrumento más de su lucha revolucionaria, a través de la combinación de la "oferta de diálogo" con la amenaza de la fuerza. Jon subrayaba estos aspectos en aquella mañana de marzo en torno a un café y hoy, vistas las dificultades por las que pasa el proceso de paz, es evidente que la actitud de una ETA que se resiste a desaparecer del escenario político, y que trata de condicionar el futuro de los vascos a través de la amenaza, es el principal obstáculo para que la paz. La paz tal y como la entiende el común de los ciudadanos, con ausencia de violencia, amenaza y coacción. Mimentza, con su capacidad de análisis, se anticipaba a las dificultades de un proceso. 

Para Mimentza, un abertzale demócrata tenía que ver con claridad que de ETA y su mundo no nos separan solamente los medios. Nuestros fines, además, no son los mismos. No pueden ser los mismos fines, porque nuestro modelo de sociedad es radicalmente distinto. Los valores de la libertad, el respeto al ser humano y sus derechos, y los programas sociales basados en la justicia y en la persona no son compartidos por aquellos para los cuales el derecho individual de la persona se convierte en un simple medio al servicio de una causa revolucionaria vestida de liberación nacional. Impulsar un "proceso democrático" está muy bien, pero es además necesario practicar comportamientos y actitudes democráticas. Y mientras no se comparta e interiorice esta cultura democrática, hablar de fines comunes es sencillamente una entelequia. 

Pero Jon Mimentza no se quedaba en el análisis. Su apuesta era firme por la construcción de la nación. Firme en la construcción positiva. A través de la educación y la cultura democrática en la sociedad y en la economía. A través de los valores. Con iniciativa social. Como surgieron las ikastolas. Jon subrayaba con convicción que las ikastolas no se crearon en base a decretos de la autoridad, ni bajo sus presupuestos, sino por iniciativa de la sociedad. 

Mimentza era un firme defensor de este modelo, con un compromiso personal en el ámbito educativo. O en defensa de la economía social y de las iniciativas que, en el mismo espíritu que alumbró a José María Arizmendiarreta, buscan la participación democrática de los trabajadores en una economía de mercado.
Jon nos ha dejado. Pero nos ha dejado sobre todo sus reflexiones. Sus aportaciones. Su compromiso. Retomaré las notas de aquella mañana. Sus escritos. Su análisis. El de un abertzale, que coherente con su propio compromiso personal, buscaba caminos en positivo para construir nación. Agur eta ohore, Jon.

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