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2006
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En Irak también hay alumnos y profesores

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Urtarrila 06 | 2006 |
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David Jobbins es periodista del "Times Higher Education Supplement" y ha escrito algunos artículos que hacen referencia a un tema que no copa precisamente titulares de los medios de comunicación pero que no por ello dejan de ser realidad. En parte es natural, ya que es muy difícil tratar sobre la situación de la educación en Irak, de los estudiantes y de los profesores, de los jóvenes, chicos y chicas, niños y niñas cuando las masacres en ese país martirizado son cuestión diaria. Las carnicerías con las cuales nos desayunamos desde hace meses, la propia sangre derramada por los coches bomba desplazan cualquier otra reflexión "banal". Pero en Irak también hay alumnos, profesores, ganas de enseñar y aprender, escuelas y universidades.
Lo cierto es que cuando las fuerzas de la coalición invadieron Irak en 2003, las universidades iraquíes eran ya un pálido reflejo de su pasado en el que los centros universitarios de este país mantenían estrechas relaciones con las del Reino Unido y en las que se doctoraban miles de iraquíes. Gran parte de ellos ya habían abandonado su país, sea por motivos políticos o porque las expectativas profesionales en el extranjero eran más apetecibles. Hoy en día, aunque parezca algo obvio, Irak necesita imperiosamente, más que nunca quizá a su élite, a sus profesionales de todo tipo y nivel. Mientras las universidades tratan de paliar como pueden una carencia patente de infraestructuras con aulas atestadas de estudiantes. Las dos guerras del golfo causaron estragos en el sistema educativo iraquí y en sus infraestructuras más básicas en un, por lo menos, 85%.

La tan necesaria reconstrucción de lo derruido dependerá tanto de los iraquíes como de la ayuda exterior. Los progresos realizados sobre el terreno son muy limitados debido en gran parte por la existencia de la violencia de unos y otros y la falta de una seguridad mínima. De todas maneras las ayudas existen, así la Universidad de Oxford, el Reino Unido mediante el British Council, Quatar, Corea, el USAID (Organismo de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), la Universidad Estatal de Nueva York (Ston Brook), Alemania por intermedio de su Oficina de Intercambios Universitarios, y la Unesco, con una dotación prevista de 15 millones de dólares, han dado el primer, aunque muy insuficiente, paso. Así a finales de 2004 las universidades iraquíes recibieron un cargamento de libros de texto, manuales de referencia, equipos y material diverso destinado a la formación de médicos, dentistas, farmacéuticos, enfermeros, ingenieros...valorados en unos seis millones de dólares. Habría que destacar que el British Council antes mencionado hizo una entrega de diez toneladas de libros. Pero también es digno de resaltar las declaraciones que en privado manifestó el rector de una universidad de Irak en las que afirmaba a fecha de febrero de este año que de las ayudas y fondos prometidas, y de las teóricamente ejecutadas, tan sólo habían llegado a buen término el 10% y que la fuga de cerebros cual sangría imposible de parar continuaba sin visos de poder ser neutralizada. El intento de mejorar las condiciones de vida de los profesores aumentando los salarios no evita lo que parece inevitable. El asesinato por razones múltiples desde el inicio de la invasión militar de docenas de profesores universitarios agrava la situación caótica de la enseñanza en ese país tan culto en otras épocas.

Cierto es que la violencia incontrolada, los atentados indiscriminados, las venganzas y el odio tribal, la lucha interétnica, la muy escasa credibilidad del Parlamento y Gobierno recién elegidos, el complicado reparto de las riquezas generadas por el petróleo entre kurdos, chiitas y sunitas así como la cuestión del ordenamiento territorial interno son cuestiones prioritarias a dilucidar. Puede ser cierto que el futuro de Irak pasa por pacificar la zona, pero no es menos cierto que ese futuro que le espera a un país desertizado intelectualmente, y la inexistente capacidad profesional de sus generaciones venideras augura un problema grave y a muy largo plazo. Pienso que esta última cuestión, me refiero al panorama educativo en Irak en su acepción más amplia, no fue tratado por aquellos magníficos estadistas que se reunieron en la Azores y que mintieron como bellacos en cuanto a sus verdaderas intenciones al justificar la intervención militar. Si mintieron sin mover un músculo de sus caras con respecto a la existencia de las armas de destrucción masiva, si siguen sin mover un músculo de sus pétreos rostros después de más de treinta mil muertos, que se sepa, no creo que la educación de las futuras generaciones iraquíes, el estado del sistema educativo les quitase un minuto de su muy preciado sueño. Su cinismo pudo y puede con eso y con mucho más. Y todo en nombre de la democracia ¡Pobres niños y niñas iraquíes!

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